
Algunos menú de desayuno siguen arraigados a las costumbres matutinas de la población. Aunque los consejos del ámbito de la nutrición como incoporar proteínas como el huevo o cereales con fibra como la avena resuenan más, algunas comidas permanecen inmutables en los bares y las casas: ente ellos el café con medialunas o las tostadas untadas con manteca o su alternativa, la margarina.
Las tostadas son uno de los desayunos más típicos por su practicidad. Y aunque los especialistas recomiendan acompañarlas con ingredientes que aporten mayor cantidad de nutrientes, muchas personas optan por un untable como la manteca o la que pareciera la enemiga de nuestra salud cerebral: la margarina.
Un desayuno poco amigable con el cerebro
Esta variedad de la manteca de origen vegetal es una invención reciente, alternativa del producto animal y es de este producto que los especialistas recomiendan no abusar. Shae Datta, neuróloga y codirectora del NYU Langone Concussion Center, explicó al medio 20 minutos que algunos de estos productos pueden contener grasas trans, especialmente aquellas que se procesan con aceites parcialmente hidrogenados.
Las grasas trans se relacionan directamente con el aumento de los niveles de colesterol. Este afecta a los vasos sanguíneos y también sucede lo mismo con los del cerebro.
Por qué deberíamos evitar la margarina
Datta recuerda que “un estudio de la revista Neurology encontró que los adultos mayores que tenían niveles más altos de ácido elaídico en sangre (un tipo común de grasa trans) eran más propensos a desarrollar demencia. Es mejor seguir con el aceite de oliva y con la manteca de toda la vida”.
La margarina se consideró durante mucho tiempo mejor para el corazón porque es una mezcla de aceites insaturados, en cambio, la manteca está hecha a partir de productos animales, que mayoritariamente contienen grasas saturadas. Este cambio puede ayudarnos a cuidar el corazón evitando accidentes cardiovasculares, pero no todas las margarinas son iguales, las que contienen grasas trans pueden incrementar el riesgo de padecer una de estas enfermedades. Pensamos que nos estamos cuidando, pero en realidad no es así.