
El calendario de santos –o santoral– es una tradición profundamente enraizada en la historia de la Iglesia, que día a día nos invita a recordar la vida y el testimonio de quienes, a lo largo de los siglos, han encarnado los valores cristianos de amor, sacrificio y esperanza. El 31 de marzo no es la excepción; en esta fecha se conmemoran a varios santos y beatos cuyas historias inspiran a los fieles a vivir de acuerdo con el Evangelio.
Santos y Beatos conmemorados el 31 de marzo
Entre las figuras destacadas de esta jornada se encuentran:
San Benjamín, diácono y mártir (siglo V): Evangelizador en Persia, sufrió persecución y martirio por predicar el cristianismo.
San Amós, profeta (siglo VIII a.C.): Figura del Antiguo Testamento, conocido por su mensaje de justicia y denuncia contra la corrupción.
San Acacio de Melitene, obispo (siglo III): Defensor de la fe cristiana en tiempos de persecución.
San Guido de Pomposa, abad (siglo XI): Monje benedictino que promovió la vida contemplativa y el estudio de la Sagrada Escritura.
San Balbina de Roma, virgen y mártir (siglo II): Hija de un tribuno romano convertido al cristianismo, entregó su vida en testimonio de su fe.
Además, la Iglesia recuerda a varios beatos, entre ellos:
Beato Cristóbal Wharton, sacerdote y mártir (siglo XVI): Ejemplo de fidelidad en tiempos de persecución en Inglaterra.
Beato Lupo de Cagliari, obispo (siglo IX): Conocido por su dedicación pastoral y defensa de la Iglesia frente a las invasiones sarracenas.
Beato Juan de Jesús María, sacerdote carmelita (siglo XVII): Escritor y guía espiritual en la tradición del Carmelo Descalzo.
La Importancia de los Santos en la Vida Cotidiana
La conmemoración de los santos no es un mero recordatorio histórico; se trata de una invitación a mirar hacia atrás y encontrar en sus vidas ejemplos concretos para el presente. En el caso del 31 de marzo, la memoria de estos santos y beatos nos desafía a:
Cultivar la esperanza: A pesar de las pruebas y dificultades, su vida nos enseña que la fe y la perseverancia pueden transformar la realidad.
Practicar la caridad: El compromiso con los demás, especialmente con los más necesitados, es un rasgo distintivo del testimonio de muchos santos.
Buscar la humildad: Reconocer nuestras limitaciones y la necesidad de la gracia divina es un paso esencial para crecer espiritualmente.