La maldita droga se llevó al "Puma" Santillán

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La maldita droga se llevó al Puma Santillán

Fue poco antes de la pandemia. Por pleno centro -25 de Mayo al 200- “El Puma” avanza zigzagueante. No mira a los ojos, no puede. Mantiene la mirada clavada en el piso, saluda y sin darle vueltas al asunto pide “que le tiren un centro”. “Por los viejos tiempos”, dice “El Puma”. Es un hombre completamente derrotado, aunque se anima un poquito hablando de boxeo. “Me estoy entrenando para volver”, cuenta. Ni él se lo cree.

¿Pudo haber llegado lejos? Difícil conjeturarlo. Pero le sobraba coraje al “Puma”. Iba al frente, lastimaba con el cross y era de mandíbula aguantadora. Lo que le faltaba de técnica lo decoraba con valentía. Vendía un producto que cotiza a valor oro: su condición de “televisable”. Sabía prenderse para dar espectáculo. Eso en la columna del haber. De lo que carecía, y el resultado está a la vista, era de buena conducta. Ahí se terminó todo.

No le faltaron oportunidades, ni trabajo -fue policía, fuerza de la que terminó exonerado-, ni familia, ni ofertas laborales relacionadas con el deporte, ni gente que lo aconsejara bien. A todos esos salvavidas “El Puma” los arrojó por la borda de un barco que, inevitablemente, marchaba de frente a chocar contra un iceberg.

Los amigos del campeón -campeón que a fin de cuentas no fue- lo dejaron en la estacada cuando los guantes quedaron colgados y ya no había plata para sacarle. Y de los amigos de verdad, los que se empeñaron en ayudarlo sin que él dejara que lo ayuden, se fue distanciando paulatina e irremediablemente. Prometió mil veces una redención que nunca llegó.

Había debutado el 21 de julio de 2006 venciendo a Germán Giménez en Villa Luján. Su última pelea -derrota a manos de Sergio Gil, en La Pampa- data del 13 de noviembre de 2013. Completó una carrera corta de 29 combates, con 18 ganados (6 por nocaut) y 11 perdidos. En dos de esas derrotas, frente a Patricio Pedrero e Israel Pérez, sacó chapa de guerrero. ¿Qué hubiera pasado si...? Es la pregunta que se hizo el resto de su vida. Le dieron una última chance, contra Hernán Carrizo y por un título FIB_regional. Ya no le quedaba resto, “El Puma” venía cuesta abajo en la rodada.

Se veía venir el desenlace. Murió en la calle, joven, arrollado por la maldita droga. Cuánto dolor, “Puma”.

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