Dos golazos y cima en soledad para San Martín de Tucumán

Inspirado por una bandera que decía “Progreso”, Juan Cruz Esquivel fue clave en el triunfo contra Alvarado.

GOLEADOR. Juan Cruz Esquivel fue la figura en el triunfo de San Martín de Tucumán. GOLEADOR. Juan Cruz Esquivel fue la figura en el triunfo de San Martín de Tucumán. Foto de Gonzalo Cabrera Terrazas/LA GACETA.

En una de las tribunas del José María Minella, apenas a unos metros de la emblemática antorcha Panamericana, una bandera captaba la atención entre la multitud de hinchas de Alvarado. En letras grandes y claras decía “Progreso”. Flameaba en la parte más alta de la popular, como un estandarte al que solo se llegaba tras subir un largo y empinado tramo de escaleras. Desde lejos, esa palabra, colocada en la cima de la tribuna, parecía más que una consigna futbolera: era una metáfora perfecta para el recorrido que iba a tener Juan Cruz Esquivel. Porque para llegar a lo alto, ya sea de una tribuna o de una actuación individual, hay que transitar un camino exigente. Y el extremo lo hizo. Subió peldaño a peldaño hasta consolidarse como una de las figuras del triunfo que le permitió a San Martín seguir en lo más alto del torneo.

Los primeros minutos del partido no ofrecieron buenas señales para el conjunto de Bolívar y Pellegrini. El “Torito” salió con mucha intensidad, presionó alto y tomó el control del juego desde el arranque. San Martín no podía hacer pie: sufría en defensa y carecía de claridad en ataque. El bloque defensivo tambaleaba ante cada avance del equipo marplatense y los intentos por salir jugando eran rápidamente neutralizados. En ese tramo, la producción ofensiva fue prácticamente nula. Juan Cuevas fue el único que intentó generar algo distinto, aunque sin compañía ni profundidad. Martín Pino no lograba controlar la pelota con precisión y Esquivel, desdibujado, no encontraba los espacios para meterse en partido.

En ese contexto emergió una vez más la figura de Darío Sand. El arquero correntino fue clave para sostener al equipo cuando más lo necesitaba. Respondió con seguridad ante los remates de media distancia de Matías Bergara y, en una jugada que pudo haber cambiado el rumbo del encuentro, achicó con el pecho una situación clara de Marco Borgnino, que terminó yéndose al córner. Su experiencia, reflejos y liderazgo siguen siendo fundamentales para el equipo de Martos, sobre todo en partidos como este, donde el rendimiento colectivo tarda en aparecer.

Con el entretiempo llegó el momento de las decisiones. El DT, sabiendo que algo debía cambiar, mantuvo una charla intensa con sus dirigidos en el vestuario. No hubo gritos, pero sí firmeza. El mensaje fue claro: había que levantar el nivel si querían sostener el liderazgo en la tabla. Y los jugadores respondieron.

El segundo tiempo fue completamente distinto. San Martín ganó solidez en la mitad de la cancha, con un Gabriel Hachen más participativo y un Cuevas que encontró los espacios para distribuir con criterio. El equipo empezó a mover la pelota con mayor precisión y Esquivel, ahora más suelto, comenzó a desequilibrar por las bandas. Ya no era el jugador que pasaba desapercibido: se transformó en una amenaza constante para la defensa local.

El premio al esfuerzo

Y entonces llegó el premio. La jugada que definió el rumbo del partido fue una muestra de lo que este equipo viene trabajando: dinámica, lectura del espacio y precisión en el pase. Como ya había ocurrido contra Deportivo Madryn en La Ciudadela, Martín Pino asistió con un pase de taco y, esta vez, Esquivel no falló. El ex Platense definió con categoría y gritó por primera vez con la camiseta de San Martín. El desahogo fue evidente. Con ese gol no solo abrió el marcador: también se sacó de encima la presión y ganó confianza.

A partir de allí, Esquivel jugó con otra actitud. Con mayor confianza, se animó a encarar, a pedir la pelota, a asumir un rol protagónico. Y cerró su actuación con un verdadero golazo: un zurdazo inatajable para Fabricio Henricot que selló el 2 a 0 y confirmó su gran segundo tiempo. El partido, que había comenzado cuesta arriba, terminó con una sonrisa enorme para el “Santo”.

San Martín volvió a sumar de a tres, con dos goles de diferencia, como aquella vez en la Isla Maciel, y se mantiene firme en lo más alto de la tabla. Pero más allá del resultado y de la importancia anímica de una nueva victoria, el gran dato que deja este duelo es el crecimiento de Esquivel. Su evolución, su “progreso”, fue notorio a lo largo del partido y puede ser clave para lo que viene.

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Comentarios
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#2 01 Dic 2014 10:21 Hs
Comentario temporalmente bloqueado debido a que no se pudo verificar la identidad del lector.
#1 01 Dic 2014 09:42 Hs
Ahhh!!!! El hombre deberá pedir que le otorguen la "factibilidad" para ser intendente. Dios quiera que le hagan, tal como lo hacía él cuando era funcionario municipal.
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