Cómo adornar tu cabeza: ideologías que son tendencia
El otoño es la estación vintage por naturaleza, y no sorprende el aluvión de tendencias retro que se anuncian para estos meses. Vuelven un poco el frío, las lluvias y las reuniones indoor, y con ellas, té y rosquetes de por medio, las charlas casual sobre temas variados. Si no querés caer en los tópicos de siempre, hablar de ideologías es una opción de lo más original. ¿Te animás a incorporarlas? Acá te ofrecemos algunas: sencillas y fáciles de compartir, para lucirte en la conversación y darles un aire intelectual a tus reuniones

Por Juan Ángel Cabaleiro para LA GACETA
Marxismo retro
Un clásico que siempre vuelve, así que no es mala idea tener en el closet de la memoria algunas ideas marxistas a mano. Un básico de esta tendencia revolucionaria es la lucha de clases, un tira y afloja entre dos grupos que ya tenés que ir agregando a tu vocabulario: los proletarios (divinos) y los burgueses (un horror). Un concepto interesante es el de dictadura del proletariado, que habría que implementar una vez se alcance el poder. Temas como el imperialismo, la plusvalía o la teoría del valor trabajo son algunos que podés tirar sobre la mesa y que darán mucho juego entre tus invitados (jugando al «teléfono descompuesto» con las definiciones de estos conceptos tenés diversión asegurada). Otra opción es hablar de sus grandes líderes o reformadores demográficos, como Stalin, Mao (el de los cuellos de las camisas) o Pol Pot, todos con vidas llenas de anécdotas de lo más interesantes. Se trata de buscar algo de información en internet y animarse a diseñar tu sociedad perfecta en la sobremesa. En síntesis: una ideología ideal para caldear los ambientes algo pachuchos, y que combina a la perfección con complementos actuales, como el feminismo o la ecología.
Fascismo retro
Otro clásico a tener muy en cuenta, y que se viene con toda la fuerza. Podés arrancar quejándote de los políticos en general y de la democracia como sistema corrupto y caduco, y ya tenés creado el ambiente ideal para tu charla. ¿No haría falta un líder fuerte para que se vengan tiempos nuevos y gloriosos? Claro que sí, porque el culto a la personalidad es el alma de esta ideología. En temporada de marchas, como la actual, cabe recordar su evento fundacional, inolvidable: la Marcha sobre Roma, una movilización popular que los condujo al poder. Y otro dato importante: las obras públicas monumentales, faraónicas, son el sello particular de los regímenes fascistas, lo mismo que los grandes e imponentes desfiles (militares, no de moda).
Podés hablar largo y tendido de sus creadores: un socialista (Mussolini) y un poeta (D’Annunzio). O de su ideario fundamental: el estatismo y el nacionalismo extremos, la Tercera Posición (entre capitalismo y comunismo) y el Movimientismo (a diferencia de los partidos), todo esto complementado con un rechazo furibundo a los norteamericanos y al liberalismo. En síntesis: una ideología antisistema que pretende arrasar con todo. Si te gustan demasiado la disciplina y el orden (y al mismo tiempo la violencia y la guerra), y te pareció hermosa la ceremonia de apertura del mundial 78, no lo dudes, esta ideología es la tuya.
Tecnopopulismo
Lejos de la órbita retro, el tecnopopulismo es una tendencia de lo más actual, surgida a golpe de teclado y al fragor de las redes sociales. Las teorías de la conspiración son la sustancia que las nutre: los tecnopopulistas sospechan que la Tierra es plana (y para las corrientes más extremas, como el planetaplanismo, también el Sol, la Luna y el resto de los planetas); afirman, además, que las vacunas enferman, que las escuelas pervierten y adoctrinan a los niños, que los medios de comunicación mienten sistemáticamente, y que la ciencia es una mafia al servicio de los poderosos. ¿Quiénes están detrás de esa mascarada engañosa que llamamos realidad? George Soros, Bill Gates…, los grandes megamillonarios que manejan el mundo (casi todos, salvo Elon Musk), y los organismos internacionales, como la ONU, la OEA, la OMS… (casi todos, salvo el FMI). Todos asuntos ideales para plantear discusiones apasionadas e interminables en las que puede opinar cualquiera, porque la verdad está en nosotros, y en el desahogo que canalizan las redes.
Hasta aquí los ejemplos, que podrían continuar, porque son muchas las opciones que nos ofrece el mundo intelectual para alborotar una mente otoñal y atribulada, y pasar una tarde diferente. Y después de un rato, cuando se hayan retirado las visitas (y una vez recogido todo), se vuelve a la sonrisa o la tristeza de siempre, a la comprensión cotidiana de las cosas y la charla insulsa del marido o la mujer, pero con el consuelo y la certeza de que, en su amplio abanico, las ideologías siguen estando ahí, al alcance de la mano: una excelente alternativa para desconectarse de la realidad y disfrutar de una charla entretenida con amigos.
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Juan Ángel Cabaleiro - Escritor.