GRITO SAGRADO. Mariano Campodónico fue autor del doblete que le permitió a San Martín regresar a Primera. FOTO ARCHIVO LA GACETA
Los brazos abiertos, la boca llena de gol, la sonrisa inmortal. La postal de Mariano Campodónico festejando contra Chacarita aún vive en la memoria del hincha de San Martín de Tucumán. El sábado, el héroe de aquella noche del 26 de mayo de 2008 volverá a La Ciudadela, aunque esta vez desde otro lugar: como técnico de All Boys.
“Tengo muchas ganas de volver, de ver La Ciudadela llena, como cuando me tocaba ser jugador. Pero ahora lo vivo de manera más tranquila, con la esperanza de pasar un buen momento, de disfrutar otra vez del ambiente único que tiene este club”, dijo Campodónico en diálogo con LA GACETA, dejando en claro que, aunque el rol cambió, el cariño permanece intacto. No es solo nostalgia lo que le embarga al volver, sino una mezcla de respeto y admiración por la hinchada y todo lo vivido en Bolívar y Pellegrini. “Espero que me reciban bien. Siempre tuve una relación excelente con los hinchas, me mostraron cariño en cada partido y siempre les devolví ese respeto. Me siento parte de esta familia, como ellos se sienten parte de mi historia”, agregó el ex delantero.
Y es que la conexión con el público trasciende el tiempo. “Siempre que me cruzo con algún hincha, la relación es cálida. Eso lo valoro mucho”, explicó. Justamente esa cercanía también se mantiene en su vida diaria, ya que Campodónico sigue en contacto con muchos de sus antiguos compañeros de ese plantel inolvidable, que aún conserva su grupo de WhatsApp conocido como “Los Hijos de Charlie”, en honor al ex entrenador Carlos Roldán.
“Nuestro grupo es algo muy especial. Aunque los años pasaron, seguimos siendo los mismos de antes. ‘Los Hijos de Charlie’, ese nombre siempre nos va a acompañar porque nos unió un sueño por el ascenso y una amistad que sigue viva. Siempre decíamos en el plantel que Gustavo Ibáñez y Pablo Cantero eran los preferidos de Carlos”, comentó con una sonrisa.
PASADO. Campodónico recuerda con cariño su paso por San Martín. FOTO ARCHIVO LA GACETA
Entre risas y anécdotas, también recordó el buen ambiente que se vivía en aquel equipo que logró el ascenso en la temporada 2007/08. “Antes de cada práctica jugábamos al tenis fútbol en el vestuario, eran partidos intensos, muy competitivos. Esos momentos de relajación y diversión nos unían como grupo”, contó. “Nos íbamos al predio a entrenar y mientras íbamos cantando y bromeando, lo pasábamos realmente bien. Ese compañerismo se reflejaba luego en la cancha”, añadió.
“Uno de los recuerdos más lindos que tengo es de ese grupo, de la unidad que había. Nunca olvidaré esos momentos previos al entrenamiento, cuando nos divertíamos y nos desafiábamos a jugar un tenis fútbol de ‘muerte’. Eran momentos en los que la diversión y la competencia se mezclaban y nos hacían más fuertes como equipo”. Esta cercanía, que parecía invencible, es parte de lo que Campodónico considera uno de los pilares para lograr el ascenso en 2008. “El equipo de ese entonces fue uno de los mejores que me tocó integrar. No solo por la calidad individual, sino por la calidad humana del grupo. Cuando hay un grupo unido, se puede lograr cualquier cosa”, destacó.
Esa experiencia, sin embargo, no estuvo exenta de ciertos desencuentros. En su despedida del club, cuando se le ofreció quedarse tras el ascenso, las diferencias no fueron principalmente económicas, sino de actitud. “Fue más un tema de respeto. Creo que un poco más de reconocimiento hubiera estado bien, pero no pasó y decidí irme a Cerro Porteño”, aseguró el ex Belgrano y Talleres de Remedios de Escalada.
GOLEADOR. Campodónico marcó 10 goles en 34 partidos con la camiseta de San Martín. FOTO ARCHIVO LA GACETA
Aunque su paso por Paraguay no fue lo que esperaba, no duda en reconocer que la decisión le dejó una espina clavada. “Me arrepentí de no quedarme. Pensaba que en Cerro Porteño iba a vivir una linda experiencia, pero no fue así. Al final, uno se da cuenta de lo que realmente valora”, reflexionó.
El año pasado, San Martín estuvo a un paso de regresar a Primera. Campodónico, con la experiencia que le dan los años y su recorrido en el fútbol, tiene claro qué es lo que se debe hacer para reponerse de una frustración tan dura. “El ‘santo’ tiene que levantarse trabajando, con mucho trabajo. No es fácil, pero el camino está claro. El equipo del año pasado, aunque tenía nombres rimbombantes, no logró su cometido porque faltó algo hambre de gloria. A veces el corazón y las ganas superan la jerarquía”, explicó, haciendo hincapié en la importancia de la actitud y la motivación.
Foto de Matías Nápoli Escalero/ESPECIAL PARA LA GACETA.
“Es un equipo que juega bien”, dijo Campodónico sobre el presente de San Martín
Sobre el actual equipo de Ariel Martos también tiene palabras de respeto. “Es un equipo que juega bien, que es intenso y que busca siempre el arco rival. Eso es algo que se valora. No me sorprende lo que vi, porque es un estilo de juego que yo también busco en mis equipos. Son equipos que intentan, que no se conforman. Y eso es lo que a veces más cuesta: cuando un equipo no se mete atrás, te exige mucho más”. Además, reconoció que ese tipo de propuestas les resulta incómodo. “Nos complican mucho los equipos que proponen juego”, agregó, en referencia al duelo que se avecina.
Finalmente, para Campodónico, San Martín es un capítulo imborrable en su carrera. “Tiene un lugar muy especial en mi historia. Fue un club que me dio la oportunidad de ser parte de un equipo que jugaba muy bien al fútbol y que tenía una hinchada increíble. Jugar con esa camiseta, sentir ese calor de la gente, es algo que no se olvida”. Y concluyó. “Es una camiseta que pesa, que tiene historia. Jugar ahí es algo único, y es algo que jamás olvidaré”.




















