Las ruinas de Lules y las cartas de Bergoglio

El recuerdo de una historia que salió a la luz en el comienzo del papado de Francisco.

PUÑO Y LETRA. Las postales que envió el entonces cardenal a Norma. PUÑO Y LETRA. Las postales que envió el entonces cardenal a Norma.
22 Abril 2025

Francisco condujo las riendas de la Iglesia durante 12 años y 39 días. Con su fallecimiento se cerró el capítulo póstumo, pero en el inicio hubo relatos que merecieron ser contados. Uno de ellos fue publicado por LA GACETA y en él aparece la voz tímida de Norma Contreras, que se ofreció a contar la historia de las ruinas de San José de Lules, corazón de la estancia jesuítica y embrión de la industria azucarera. Chiquita alrededor de tanta historia, ella custodiaba un tesoro que probablemente con el paso de los años adquiera cada vez más valor, como los edificios antiguos junto a los cuales vive y en los que trabaja: las cartas manuscritas que le envió nada más y nada menos que el primer Papa jesuita, Francisco.

Norma, la casera de las ruinas, la mujer que les contaba a los visitantes qué ocurrió en ese lugar al borde de la ruta 301, guarda cartas que le envió el Pontífice cuando aún era arzobispo de Buenos Aires (la firma dice claramente Bergoglio y en el remitente de los sobres figura la dirección del Arzobispado porteño, Rivadavia 415).

“Entre 2003 y 2006 nos mandamos cartas con el cardenal. Él me escribía en tarjetas de la Virgen Desatanudos y de San José, de quienes es devoto. Incluso, una vez me llamó por teléfono. Tiene una voz muy cálida y transmite paz...”, contaba Norma detrás del templo.

El vínculo entre esta mujer y Francisco se originó gracias a que una viajera de Buenos Aires, durante una visita, le sugirió que le escribiera al cardenal para pedirle ayuda. Ella le dio la dirección.

“Yo quería buscar la forma de mejorar las ruinas, porque no estaban bien, y también necesitaba un sueldo, porque en ese momento no tenía nada más que la casa y las colaboraciones de los turistas”, recordó. En una ocasión, Bergoglio le mandó dinero y la correspondencia se mantuvo en el tiempo. Incluso, en 2009 ella viajó a Capital Federal y fue a la sede del Arzobispado. Pero no lo encontró.

“Ayer recibí su carta y los alfajores y alfeñiques que me mandó. Que el Señor le retribuya su delicadeza. Respecto de la ayuda que usted me pide, me sería útil saber cuánto necesita y dónde mandar el dinero. Cuando reciba su respuesta le mandaré lo que haya podido conseguir. Le pido, por favor, que rece y que haga rezar por mí. Que Jesús la bendiga y la Virgen Santa la cuide”, le escribió Bergoglio en 2005.

El deseo de Norma, era volver a ponerse en contacto cuando Bergoglio ya era Papa, para mantener y hacer crecer el lugar que con tanto amor cuidó. “Si me respondió antes, ¿no cree usted que lo va a volver a hacer?”, se preguntaba la mujer que conoció la letra y generosidad del Papa argentino.

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