23 Abril 2025
El 23 de abril no será un día más para los católicos del mundo. A horas de la noticia que sacudió al Vaticano —la muerte del Papa Francisco—, el santoral propone una figura que parece hablarle directamente a este tiempo de duelo y de fe puesta a prueba: San Jorge, mártir y soldado, símbolo del coraje espiritual frente al mal.
San Jorge, cuyo culto es tan amplio que atraviesa iglesias de Oriente y Occidente, fue un oficial romano que vivió entre los siglos III y IV, y que, según la tradición, murió decapitado por negarse a renunciar a su fe cristiana durante la persecución del emperador Diocleciano. Su imagen más popular, la del guerrero enfrentando a un dragón, ha sido interpretada a lo largo de los siglos como una metáfora del alma cristiana venciendo al pecado, la injusticia y la desesperanza.
En tiempos recientes, San Jorge ha sido proclamado patrono de diversas naciones y ciudades —entre ellas Inglaterra, Cataluña, Etiopía y Génova—, pero también es un nombre que resuena con fuerza en la religiosidad popular de América Latina, donde muchos lo veneran como protector de los débiles y los perseguidos. En un contexto de transición para la Iglesia, su figura aparece como faro simbólico: alguien que enfrentó la oscuridad sin perder la fe.
El calendario litúrgico también recuerda en esta fecha a San Adalberto de Praga, misionero y obispo, asesinado por predicar entre los pueblos paganos del norte de Europa en el siglo X. Dos mártires, dos vidas entregadas, dos caminos de valentía que hoy cobran nueva luz, mientras millones de creyentes en el mundo oran por el alma de Jorge Mario Bergoglio y por la continuidad de su legado pastoral.
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