La vigencia de la película “Cónclave” en tiempos en que se elegirá al nuevo Papa ha llevado a su reposición desde hoy en la salas de cine de varias provincias, pero no en Tucumán. La producción está accesible en la plataforma Amazon Prime Video, donde es tendencia desde la muerte de Francisco.
El relato se centra en los debates secretos y a puertas cerradas para elegir a un nuevo pontífice, con un logradísimo ritmo de suspenso e intrigas muy propio del cine. Si bien comienza con el deceso de un Papa, ese momento rápidamente queda atrás y se avanza en la recreación ficcional de lo que pasa luego, entre los cardenales encargados de definir al sucesor y su entorno de colaboradores. El afuera tiene su peso en el relato, de diferentes maneras que se narran en la trama con un excelente y detallado libreto escrito por Peter Straughan (ganador del Oscar a guión adaptado a partir de la novela de Robert Harris).
Lejos de ser un relevamiento documental, el filme dirigido por el alemán Edward Berger -el mismo de “Sin novedad en el frente”- tiene numerosos puntos de contacto con la realidad del proceso reservado. Uno de ellos es el rol preponderante del personaje del cardenal decano Thomas Lawrence interpretado por Ralph Fiennes (merecidamente nominado al Oscar por su labor protagónica) como el responsable de impulsar los debates dentro del Colegio Cardenalicio. Sin embargo, según explicaron en privado expertos en el proceso a LA GACETA, es errado que quien asume esa función sea, simultáneamente, el camarlengo que administra la Iglesia católica con el trono vacante. Son dos funciones distintas, que no recaen en la misma cabeza.
La descripción de los sucesivos procesos rituales de votación, recuento y quema de papeles con los votos de los candidatos, así como las reuniones para buscar alianzas, los almuerzos y las oraciones, representan fielmente lo que pasa hasta alcanzar la mayoría de 2/3 que consagren al nuevo pontífice. En cambio, la desconexión con el mundo exterior es más estricta que lo que se ve en la pantalla (sólo hay una persona autorizada como conexión): todos los involucrados en ese momento (cardenales, seguridad, auxiliares, limpieza y servicio de comida) prestan el juramento de sigilo, que les prohíbe contar lo que pasa bajo pena de excomunión. Asimismo, hay bloqueo de ventanas, se retienen los celulares y elementos electrónicos y se chequea que no haya micrófonos ocultos.
Los participantes deciden si sus diálogos se realizan en inglés o en italiano, pero para todo lo ritual se habla en latín. Un aspecto fiel de la película es el referido al vestuario, donde cada cardenal tiene dignidades propias según sus atributos, como la capa que porta el Patriarca de Venecia por su título especial o los gorros de los representantes de Oriente. Asimismo, la escenografía es una recreación perfecta de los aposentos de Santa Marta y las salas del Vaticano.
Inexactitudes
Dentro de las inexactitudes de la ficción, aparece la rotura del sello que impide entrar a la habitación del Papa difunto. Si eso pasase, se suspendería el cónclave. También se exagera en las discusiones, que suelen transcurrir de modo más reservado y entre pocos.
De hecho, cuando comienza la votación ya ha pasado un período previo, el de las Congregaciones Generales (actualmente en marcha y que se intensificará la próxima semana), donde se reúnen los cardenales a puerta cerrada para definir la agenda de temas preocupantes a abordar a futuro; allí se presentan las distintas propuestas. Y será entonces cuando se definirán los candidatos reales y firmes al Trono de San Pedro.
























