15 Mayo 2025
El bigote es un símbolo de masculinidad para muchas culturas, como una característica que no pasa desapercibida. Debido a su valor histórico, cuenta con una gran carga de significación, revela información sobre la personalidad de quien lo porta sin que este lo sepa.
El bigote masculino ha llegado a representar una serie de atributos y valores, siendo a menudo considerado un símbolo de madurez, autoridad y poder. El vello facial continúa siendo un poderoso medio de expresión de la identidad y un elemento que incide en la forma en que los demás perciben a un individuo.
Información psicológica sobre el bigote
“El bigote es un emblema cultural. Si bien hace a la presentación de la persona en la vida cotidiana, también tiene características fuertemente culturales. Esto responde a modelos que los varones toman. El bigote se define por lo cultural y, en parte, hace a la identidad y a cómo uno se percibe como persona”, explicó el sociólogo y psicólogo Martín Wainstein, profesor consulto e investigador de psicología social de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
La autopercepción de identidad, se obtiene a través de un modelo que nos identifica. El bigote y la barba están muy vinculado, ahora, con los jugadores de fútbol. Si ese modelo que nos identifica tiene bigote, es muy probable que uno asuma usar bigote. Y ese modelo es cultural y está dentro de la cultura aceptada. Lo que sucede es que si no está dentro de esa categoría aceptada, la persona será un poco excéntrica a esa cultura logra conceptualizar Wainstein.
El bigote, entre lo simbólico y lo estético
Wainstein reflexionó sobre el rol del bigote en la construcción de la masculinidad. “La pregunta es si el otro sexo, el femenino, visualiza o define a lo masculino por los atributos del bigote. Eso es dudoso”, afirmó, y añadió que muchos jóvenes entre 15 y 20 años apenas tienen barba o bigote, y están iniciando su vida sexual. Según el especialista, hoy muchas mujeres no relacionan la ausencia de vello facial con una falta de virilidad.
Wainstein destacó que, más allá de estereotipos, algunas personas usan barba o bigote estratégicamente. “Un joven puede dejárselo para parecer mayor, así como una psicóloga puede vestirse de cierta forma para atender”, ejemplificó. Además, recordó cómo en los años 70 el uso del vello facial estaba vinculado a contextos históricos, como los barbudos de la Revolución Cubana. En ese caso, explicó, el bigote y la barba eran más una consecuencia de la vida en la selva que un símbolo de masculinidad.
El bigote habla de identidad y estilo
Desde la mirada cotidiana de las barberías, Adrián Centi —barbero y socio de The Barber Job— explicó que el bigote comunica mucho más que estética. “En muchas culturas es un símbolo de atracción. Hoy el hombre se cuida más, y el vello facial bien tratado puede generar interés o marcar presencia”, afirmó. Según Centi, el estilo y el cuidado del bigote revelan rasgos de personalidad, prolijidad e incluso del tipo de vida que lleva una persona.
Centi también remarcó que el bigote, en tiempos pasados, era sinónimo de poder, virilidad y hasta un símbolo de estatus, especialmente en los países nórdicos. Sin embargo, señaló que esa mirada cambió con el avance de la igualdad de género. En paralelo, estudios científicos respaldan la idea de que el vello facial influye en la percepción social. Una investigación conjunta de universidades australianas y finlandesas mostró que los hombres con barba o bigote son considerados más atractivos para relaciones a largo plazo.
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