Foto: Christian Mas
La alimentación es un aspecto esencial en la vida cotidiana, pero en el deporte profesional se convierte en una obligación. Mantener una dieta equilibrada puede marcar la diferencia en el rendimiento y la recuperación. En Tarucas, el equipo tucumano de rugby, los planes alimentarios son meticulosos. Uno de los encargados de esa tarea es Nicolás Ramos, nutricionista con pasado en Atlético Tucumán, que trabaja junto a Antonella Fonociello.
Aunque su trayectoria está más ligada al fútbol, Ramos no es ajeno al mundo del rugby. No sólo practicó ese deporte hasta 2022, en Tucumán Rugby, sino que años atrás trabajó con el Pladar y colaboró con varios clubes.
Esa experiencia facilitó su transición entre disciplinas. “No es igual, pero es similar, porque ambos son deportes de equipo. Las pautas generales son parecidas”, explicó Ramos en diálogo con LA GACETA. Según detalló, las principales diferencias pasan por los objetivos de composición corporal: “Al tratarse de jugadores más grandes estructuralmente, el consumo calórico también es mayor. Lo que varía es la cantidad, más que la estructura del plan”.
Dietas personalizadas
Si bien en el fútbol también hay diferencias físicas según la posición, en el rugby estas son aún más marcadas: los forwards y los backs tienen necesidades muy distintas, lo que obliga a adaptar la alimentación a cada perfil.
“Todo depende del objetivo individual. Si un jugador necesita reducir el tejido adiposo, se lo pone en déficit calórico; si debe ganar masa muscular, se trabaja en superávit. Las calorías se calculan según el peso corporal”, señaló Ramos, quien explicó cómo se estructuró el trabajo en esta primera temporada de Tarucas.
“Al inicio de la pretemporada hicimos una antropometría individual, y a partir de ahí se definieron los objetivos, tomando como referencia los criterios de la UAR. Se establece cuántos kilos de músculo debe ganar o mantener, cuánta grasa debe bajar o sostener, y se fija un peso ideal”, indicó. Luego, aclaró, se realizan controles cada 15 días para monitorear el progreso.
“No hay alimentos prohibidos en el deporte, sino frecuencias o cantidades inadecuadas. Se apunta a una buena calidad nutricional”, remarcó Ramos. El eje, según explicó, está puesto en la educación alimentaria: “Trabajamos mucho en eso, para que a los chicos les resulte más fácil tomar decisiones”.
La planificación nutricional también contempla las horas previas y posteriores a la competencia. “El día anterior al partido se realiza una carga de hidratos de carbono. Es una práctica común. Por ejemplo, si juegan a la noche, almuerzan pollo con fideos, y luego meriendan panes, cereales, frutas, trocitos de batata o membrillo, yogur y leche”, detalló Ramos. En algunas ocasiones, también se incluye proteína.
Durante el partido, especialmente en el entretiempo, se mantiene el enfoque nutricional. “Utilizamos gomitas, geles de glucosa, bebidas isotónicas, tutucas, barritas de cereal y turrones. Incluso un sponsor nos prepara brochettes de frutas, que son excelentes”, comentó.
Y después del encuentro, el famoso "tercer tiempo" también está bajo supervisión. “Primero suplementamos con proteína, y luego, desde la alimentación, buscamos una combinación de hidratos de carbono y proteínas. Pueden incluirse pizzas o hamburguesas, pero siempre considerando los minutos jugados, los objetivos individuales y la cercanía del próximo partido”, explicó.
Ramos mencionó que hay una regla simple que guía la nutrición postpartido: las “cuatro R”. “Significan rehidratar con líquidos, recargar con hidratos, reparar con proteínas y relajar, que implica descansar”.
Además de la alimentación, los suplementos juegan un rol importante. “Usamos creatina y proteína de manera habitual. Sólo utilizamos productos que cuenten con respaldo científico, como recomienda el Instituto Italiano del Deporte: seguros y legales”, afirmó.
En los días de calor intenso, también se emplean suplementos de rehidratación, similares a las bebidas isotónicas pero con mejor perfil nutricional. “Vienen en polvo y yo mismo los preparo”, detalló.
Durante los partidos, se recurre a creatina, cafeína, pastillas de sal y geles de glucosa. “También usamos citrato de magnesio y Omega 3. Hay suplementos de uso diario y otros específicos para ciertas situaciones”, indicó.
Nuevos horizontes para Ramos
Su incorporación a Tarucas no solo le permitió a Ramos aplicar su experiencia profesional, sino también expandir sus horizontes. “Hace dos meses estuve con los Teros de Catamarca, evaluando jugadores y dando charlas. También viajo una vez al mes a Santiago del Estero para trabajar con un grupo de Old Lions”, comentó el nutricionista, que hoy se convirtió en el “guardián” de la nutrición del rugby tucumano.





















