MÚSICA PARA ESTUDIAR. Estudios comprobaron que la música clásica estimula áreas del cerebro vinculadas a la concentración y la memoria. / FREEPIK
La música no solo acompaña momentos, también puede potenciar la concentración. Y en época de exámenes, encontrar el ritmo justo podría marcar una gran diferencia.
Estudios científicos demostraron que ciertos géneros como la música clásica tienen un impacto directo en el cerebro: estimulan zonas vinculadas a la memoria, reducen el estrés y ayudan a focalizarse mejor en las tareas. ¿La clave? Elegir lo que activa sin distraer.
¿Cómo influye la música en tu cerebro?
Más allá de lo emocional o artístico, la música tiene una relación directa con la función cerebral. Según investigaciones recientes publicadas en revistas especializadas en neurociencia, el lóbulo prefrontal —el área del cerebro que interviene en la planificación, la atención y la toma de decisiones— se activa más cuando escuchamos ciertos tipos de música, en especial si son instrumentales.
Esto explica por qué a muchos estudiantes les cuesta estudiar con canciones que tienen letra. Las palabras compiten con el lenguaje interno de la lectura o la escritura, y eso puede generar distracción o fatiga mental. En cambio, las melodías armónicas y repetitivas crean un ambiente mental más propicio para el foco sostenido.
¿Qué tipo de música ayuda a concentrarse?
De todos los géneros analizados por los especialistas, la música clásica es la que muestra mayor efectividad a la hora de facilitar el estudio. Compositores como Mozart, Bach o Debussy tienen obras con estructuras predecibles, tiempos regulares y una riqueza sonora que evita la monotonía sin sobrecargar al oyente.
Además, su ausencia de letra ayuda a crear un fondo que acompaña sin interferir con el contenido que se está estudiando. En un artículo publicado por la Universidad de Stanford, se explicó que este tipo de música mejora el procesamiento cerebral, especialmente durante tareas que requieren retención de información.
Cómo afecta la música a la memoria y al estrés
Durante los períodos de estudio intenso, como los parciales o finales, no solo importa lo que uno memoriza, sino también cómo se siente al hacerlo. La ansiedad, el cansancio mental o la falta de foco pueden jugar en contra.
Aquí es donde la música también juega un rol terapéutico. Según psicólogos especializados en musicoterapia, ciertos sonidos interactúan con el sistema nervioso y ayudan a reducir la presión emocional. Así, el estudio se vuelve más llevadero y el cerebro más receptivo.
Estudios vinculados al tratamiento de enfermedades neurodegenerativas también observaron que escuchar melodías familiares puede mejorar la memoria a largo plazo. Es decir, el efecto positivo de la música no se limita a una sola función cognitiva.
¿Cuándo y cómo usar la música para estudiar?
Para sacarle el máximo provecho a la música como herramienta de estudio, es importante que cada estudiante pruebe distintas estrategias. Algunas recomendaciones de expertos:
- Elegir playlists instrumentales o de música clásica.
- Evitar canciones con letras en idiomas conocidos.
- Usar auriculares para aislar ruidos externos.
- Incorporarla en sesiones de 25 a 40 minutos, con la técnica Pomodoro.
- Evitar cambiar de tema constantemente: la repetición rítmica ayuda a mantener la concentración.
Qué están haciendo otros jóvenes
En TikTok, Spotify y YouTube abundan los comentarios de jóvenes que comparten playlists específicas para estudiar. “Focus music”, “Study with me” o “Lo-fi for finals” son etiquetas cada vez más populares.
En plataformas de streaming, los géneros más reproducidos en contextos de estudio incluyen música clásica, lo-fi, ambient y jazz suave. No son casualidades: la tendencia global muestra que más jóvenes están buscando herramientas para estudiar mejor sin saturarse.























