DARÍO Y “GALI”. La IA lo ayudó a registrar el crecimiento con claridad.
“La Inteligencia Artificial nos sirve como guía para saber dónde estamos parados con nuestros hijos”, afirma Darío Gallardo, de 34 años, papá primerizo y profesor de Física. Su hijo, Galileo tiene apenas un año, pero su crianza ya incluye herramientas digitales para entender su desarrollo, controlar rutinas y despejar dudas cuando la información no está del todo clara. Como él, muchos padres tucumanos comenzaron a incorporar sistemas de IA en su vida diaria con sus hijos. Sin embargo, más que depender de ellos, los usan como un complemento. Una brújula que los guía en medio de las incertidumbres de la paternidad moderna. Esta práctica ya es habitual entre algunos hombres que, además de cargar con la ansiedad y el deseo de estar a la altura, se enfrentan a nuevas dinámicas de crianza en hogares donde las pantallas y los datos conviven con los pañales, los llantos y las primeras palabras.
Tecnología al servicio
Juan Manuel Rama tiene 32 años, es comerciante y padre de Guillermina, de 10 meses. Durante el embarazo de su pareja, utilizó una app con IA que semana a semana explicaba cómo iba creciendo su hija. “Decía, por ejemplo: ‘Tiene el tamaño de una pera’ o ‘se están formando los riñones’. Todos los lunes llegaba un nuevo reporte”, recuerda. Esa información le daba una noción clara sobre lo que sentía Anahí, la madre y lo ayudaba a anticiparse a los movimientos de la bebé. “En la semana 20 explicaba que íbamos a poder sentir los movimientos. Eso me ayudó mucho porque hasta entonces yo no los percibía”, cuenta.
JUAN Y “GUILLE”. La revelación de sexo de su hija fue con “Alexa”.
El licenciado en Comunicación y especialista en tecnologías educativas, Federico Lix Kleitt considera que este tipo de uso marca un punto de inflexión en la paternidad. “Los padres estamos llamados a entender la IA y a utilizarla. Esto nos permitirá enseñar y formar a nuestros hijos en valores, capacitarlos en el manejo de la tecnología y discernir sus riesgos y limitaciones”, afirma. Menciona a Gemini, ChatGPT y Khan Academy como ejemplos aplicables al ámbito familiar y educativo. No duda en recomendar esta última como plataforma segura, ideal para introducir contenidos adaptados al ritmo y a la edad de los niños. los padres estamos llamados a entender la IA y a utilizarla.
Rama también comenzó a usar una cámara conectada al celular para monitorear el sueño de su hija. Y en los primeros dos meses, cuando los horarios eran erráticos, recurrió a una app donde registraba los momentos en que “Guille” dormía. Esa información le permitió identificar patrones y establecer una rutina.
Gallardo, por su parte, lleva un registro minucioso del crecimiento de su hijo. Con los datos de peso y altura que le proporciona la pediatra cada mes, armó una planilla y le pidió a una IA que elaborara curvas de crecimiento. “Así puedo ver si está por arriba o por debajo del promedio esperado. Nos sirve como referencia”, explica. También recuerda una ocasión en la que recurrió a un chatbot cuando no estaban seguros de la dosis de un medicamento: “No teníamos a mano el prospecto y usamos la IA para verificar si lo que habíamos entendido era correcto. Cuando llegamos a casa lo confirmamos”.
Con criterio y con límites
El uso de la Inteligencia Artificial en la vida familiar plantea también algunos dilemas. ¿Hasta qué punto confiar? Para Lix Kleitt, la clave está en el uso responsable. “Jamás una IA reemplazará a un médico o a un psicólogo. Es cierto que se la está empleando en estos ámbitos, pero debemos ser extremadamente cautelosos. El contacto humano, la sabiduría y la experiencia serán siempre el camino más recomendado”, advierte.
Aun así, reconoce que puede ser de gran ayuda para filtrar contenido inapropiado en línea o identificar patrones de riesgo en las interacciones digitales de los chicos. “El riesgo principal está en usar herramientas no reconocidas ni validadas. Es vital enseñarles a los hijos la responsabilidad en el uso de estas tecnologías y fomentar una interacción consciente y crítica”, agrega.
Juan Manuel vivió una situación concreta cuando su hija, con apenas seis semanas de vida, presentó fiebre. Sin saber si debían acudir a la guardia médica, él decidió consultar a Gemini. Ingresó los datos de edad y temperatura y el sistema le indicó que no era una emergencia. “Nos quedamos tranquilos y al día siguiente fuimos al pediatra. La IA no reemplaza a un especialista, pero te facilita un montón de cosas”, reflexiona.
También recuerda una situación especial durante un control médico. El obstetra que atendía a su pareja usó un asistente virtual para anunciar el sexo del bebé. “Le pidió a Alexa que tomara la información del ecógrafo y cuando dijimos que queríamos saber, la habitación se iluminó con luces rosas. Fue muy lindo”, describe.
Fortalecer lazos
Para el experto, la IA puede ser mucho más que un instrumento práctico. “Tiene el potencial de reconectarnos con nosotros mismos, con nuestros hijos y hasta con nuestros padres. En mi experiencia, como padre de hijos y también como hijo de una persona mayor, descubrí que la tecnología puede tender puentes generacionales”, asegura. Por eso, lejos de ver en la IA una amenaza, la concibe como una oportunidad para enriquecer lo más humano de los vínculos: “Sería sumamente triste que la IA reemplace aspectos del vínculo paternal. Por el contrario, creo que puede fortalecerlos”.
En la misma línea, Gallardo considera que estas herramientas no enfrían la relación, sino que la enriquecen. “Te permiten entender mejor las etapas del desarrollo, actuar con más seguridad y anticiparte a ciertas cosas”, afirma.
“La llamada ‘Era de la Humanidad Aumentada” no es una amenaza sino una puerta”, dice Lix Kleitt. “La super-tecnologización y automatización nos ofrecen una oportunidad única para reconectarnos. La IA puede personalizar la educación de nuestros hijos, adaptarse a sus ritmos, liberar tiempo valioso para la interacción genuina y fortalecer los lazos familiares”, explica. “Siempre que se la use con criterio, será una herramienta que enriquece lo más humano de nosotros”.




















