
Más allá del desenlace, la experiencia de Boca en el Mundial de Clubes 2025 ya dejó una huella emocional imborrable, desde lo deportivo y desde lo extradeportivo.
La presencia del club en este certamen internacional, en el que la incertidumbre inicial fue protagonista, terminó renovando el espíritu del plantel y consolidando un vínculo genuino con su gente, que hacía tiempo no se vivía con esta intensidad. Detrás de este resurgir está Miguel Ángel Russo, el veterano técnico que, a sus 69 años, asumió el desafío con serenidad, autoridad y convicción.
El panorama deportivo, sin embargo, es complejo. El Grupo C muestra al Bayern Múnich liderando con seis puntos, seguido por Benfica con cuatro y Boca con solo uno. Auckland City, sin unidades, es el único eliminado. Para avanzar a octavos, el “Xeneize” necesita ganar su último partido con una goleada que le permita descontar una diferencia de siete goles respecto al conjunto portugués, siempre y cuando estos caigan ante el poderoso equipo alemán. Todo esto, en partidos que se disputarán en simultáneo, desde las 16.
Las combinaciones son varias. Por ejemplo, si Boca gana 5-0 y Benfica pierde 2-0, o si los de Russo se imponen 6-0 y los lusos caen 2-1, podrían empatar en puntos, diferencia de gol y goles a favor. En ese caso, la clasificación se definiría por el criterio de Fair Play. Ahí también el “Xeneize” parte en desventaja: hasta ahora acumula 13 puntos negativos por tarjetas, frente a los nueve del equipo europeo.
Más allá de las cuentas, el equipo muestra signos de crecimiento. Boca logró igualar 2-2 con Benfica y complicó al Bayern en un digno 2-1. El carácter del equipo, acompañado de una identidad de juego en formación, fue uno de los puntos altos de esta etapa que dista mucho de lo que había mostrado durante este primer semestre, tanto en el torneo local como en la tempranera eliminación de Copa Libertadores.
Para este buen presente, el nivel de dos jugadores clave como Miguel Merentiel y Rodrigo Battaglia fueron importantes. De hecho, el delantero uruguayo lleva dos goles en la competencia, mientras que el mediocampista anotó uno, en el juego contra los “lusos”.
Para pesar de los simpatizantes, ambos terminaron el cruce con Bayern Múnich con molestias físicas, aunque ayer volvieron a entrenarse a la par del grupo y estarían listos para enfrentar a Auckland. Además, Edinson Cavani podría tener finalmente su debut en la competición, aportando su jerarquía en el momento más decisivo.
Por otro lado, Marcos Rojo, quien había trabajado diferenciado, se reincorporó a los entrenamientos, aunque todo indica que su etapa en el club se acerca a su fin. En su lugar, Marco Pellegrino, reciente refuerzo tras un buen torneo con Huracán, se perfila como titular debido a la lesión de Ayrton Costa.
Ayer se llevó a cabo el último entrenamiento en Miami antes del traslado a Nashville, donde Boca disputará esta tarde su destino en el Geodis Park. El grupo mantiene la esperanza de lograr una clasificación épica, a la vez que el cuerpo técnico cuida cada detalle, incluso las amonestaciones, conscientes de que podrían ser determinantes en caso de empate en la tabla.
Mientras tanto, el mercado no da tregua. Exequiel Zeballos, a pesar de no tener actuaciones determinantes, es uno de los jugadores más buscados: Sevilla y varios clubes italianos han mostrado interés en el joven delantero, según informaron desde Europa.
Boca llega al momento decisivo del grupo con ilusión deportiva, con chances matemáticas frente al peor equipo del torneo y con todos pendientes por la hinchada del “Xeneize” que se hizo sentir en los primeros dos partidos. Depende de sí mismo y de un guiño del destino. Pero, pase lo que pase, la sensación es que el club recuperó algo más valioso que una clasificación: su conexión con la gente, una identidad renovada y un futuro que, por fin, vuelve a despertar esperanza de cara a la segunda parte del año.