NO GRAVITÓ. Edinson Cavani, que volvió luego de una lesión, no gravitó en el partido.
De la ilusión a la desilusión en apenas tres partidos. Boca quedó eliminado del Mundial de Clubestras empatar 1 a 1 con Auckland City, un equipo semiprofesional de Nueva Zelanda, y cerró su participación en el Grupo C sin victorias, con apenas dos puntos y muchas dudas.
Fue una triste despedida del certamen que se está jugando en Estados Unidos. Para el “Xeneize” representaba una gran oportunidad. No solo por el contexto y el nivel de la competencia, sino porque el equipo había mostrado buenas señales en los dos primeros partidos: empate 2 a 2 ante Benfica y derrota ajustada por 2 a1 frente a Bayern Múnich, dos potencias europeas. Sin embargo, el rendimiento fue de mayor a menos y cerró su participación con un empate.
Fue una igualdad que parecía impensada tras los dos primeros partidos, ya que enfrente tuvo a un conjunto integrado por docentes, peluqueros, chapistas y hasta uno que trabaja en el depósito de una fábrica manejando un toro mecánico. Casi todos los futbolistas de Auckland City tuvieron que pedirse vacaciones de sus trabajos para estar en el Mundial de Clubes y es por eso que festejaron como un título el empate.
Gol en contra
El equipo de Miguel Ángel Russo comenzó ganando gracias a un gol en contra de Nathan Garrow, el arquero neozelandés. Parecía el inicio de la goleada que el conjunto La Ribera necesitaba para mantener viva la esperanza, pero el empuje duró poco. La igualdad llegó a través de Christian Gray, un volante central que además de jugar al fútbol, da clases en un colegio. Con el correr de los minutos, Boca se fue diluyendo y no se pareció en nada al equipo que casi le gana al Benfica ni al que le jugó de igual a igual al Bayern.
Y eso que Russo apostó fuerte: puso cinco jugadores ofensivos (Edinson Cavani, Miguel Merentiel, Exequiel Zeballos, Alan Velasco y Carlos Palacios) y los laterales lanzados al ataque. Sin embargo, el equipo fue una sucesión de intentos sin precisión, sin chispa ni ideas. No hubo coordinación, ni sociedades, ni sorpresas. La pelota circuló lenta, previsible. Atacó mucho, pero sin profundidad.
Tormenta eléctrica
A eso se sumó una suspensión del partido de 50 minutos por tormenta eléctrica, un intervalo que cortó aún más el poco ritmo que había. En esos minutos, mientras el equipo esperaba en los vestuarios, se enteraba de que en Charlotte, Benfica vencía 1-0 al Bayern, por lo que ni una goleada ante Auckland le alcanzaba para seguir en carrera.
La vuelta de Cavani (tras un mes de inactividad por lesión) era una de las esperanzas, pero el uruguayo se mostró desconectado, falto de ritmo y sin claridad. Tuvo una sola chance, una chilena que se fue muy desviada. Fuera de eso, apenas contactos esporádicos y duelos perdidos en las alturas ante defensores amateurs. Fue reemplazado en el segundo tiempo, dejando en evidencia que no estaba al 100%. En su lugar ingresó Milton Giménez, quien tuvo una chance clara de cabeza. También ingresaron Maicom Braida y Kevin Zenón, que casi convierte de zurda. Incluso hubo un gol anulado a Merentiel por una mano previa de Zenón, revisado por el VAR. Pero la sensación de impotencia general fue más fuerte que las acciones individuales.
El conjunto de La Ribera terminó tercero en su grupo, con dos puntos, por detrás de Benfica (7) y Bayern (6). No ganó ningún partido y en el cierre empató ante el rival más accesible. El contraste entre lo mostrado en los dos encuentros anteriores y la actuación frente a Auckland es difícil de digerir. El equipo fue de mayor a menor, con un descenso vertical de rendimiento. No pudo ni siquiera ganarle a un equipo que había recibido 16 goles en los dos cotejos previos.
La eliminación dejó al descubierto las carencias de un plantel sin recambio de jerarquía, especialmente en ataque. Russo lo sabe y ya pidió refuerzos en ese sector. El banco de suplentes, con nombres como Lucas Janson, Brian Aguirre y Giménez, no aportó soluciones. Zenón sigue sin afirmarse y Cavani parece lejos de su mejor versión.
Recompensa económica
Pese a la frustración, el club se lleva un consuelo en términos económicos: por participar en la fase de grupos del Mundial de Clubes, recibirá 15 millones de dólares, más dos millones adicionales por los dos puntos obtenidos. En total, 17 millones que podrían ser claves para reforzar el plantel de cara al segundo semestre.
El empate no solo fue un resultado insuficiente: fue un mazazo. Un golpe que dolió más que una goleada. Porque Boca no solo quedó eliminado: fue superado en actitud por un equipo que, con la humildad del amateurismo, lo puso contra las cuerdas.





















