Una tendencia viral ayuda a ahorrar dinero
El desafío "no-buy" (sin compras) o "low-buy" (compras bajas) es una tendencia creciente en la que las personas se comprometen a ahorrar dinero y eliminar todos los gastos innecesarios durante un período de tiempo específico, centrándose únicamente en las necesidades básicas como vivienda, alimentos y servicios públicos. Este experimento financiero y de estilo de vida, cada vez más popular en Estados Unidos, fomenta el gasto consciente y busca reevaluar la relación de uno con el dinero y el consumo.
Como casi todas las tendencias, el “no-comprar en Julio” nació en las redes sociales y tuvo en los últimos años aumento de popularidad, con muchos usuarios compartiendo sus reglas y experiencias personales. Puede ser una moda de Tik Tok o realmente una estrategia para aprender a manejar nuestras finanzas, en tiempos de luchas personales de los individuos con la gestión de los gastos, donde ganar dinero a menudo equivale a gastarlo.
La necesidad de comprar compulsivamente a menudo proviene de varios factores psicológicos y sociales. Según expertos, el aburrimiento puede llevar a compras impulsivas que proporcionan una ráfaga temporal de dopamina. La depresión o ansiedad leves también pueden llevar a las personas a comprar algo para animarse. Además, la sociedad de consumo presiona implacablemente a los individuos para que compren más para sentirse completos, verse mejor o competir con otros, haciéndolos sentir inadecuados y ofreciendo productos como soluciones.
¿Por qué Julio?: la mirada de los expertos
El "No-Buy July" se ha convertido en el foco estacional de esta tendencia, aunque su elección no es del todo clara. Tradicionalmente, febrero ha sido un mes popular para el ajuste del cinturón fiscal debido a las resoluciones de Año Nuevo y las deudas navideñas. Sin embargo, "su popularidad se debe al menos en parte a un título pegadizo que rima, lo que facilita recordarlo", según Gretchen Rubin, anfitriona del podcast "Happier" y citada por The New York Times en su artículo "‘No Buy’ July: Is It Really a Good Idea?".
Aunque Annamaria Lusardi, directora de la Iniciativa para la Toma de Decisiones Financieras de la Universidad de Stanford, citada en el mismo artículo del NYT, considera que julio "parece una mala elección" por ser un mes de vacaciones y relajación, otros expertos lo ven como una oportunidad. Gloria Garcia Cisneros, planificadora financiera certificada, sugiere que "revisar las resoluciones financieras a mitad de año para ver si se está progresando puede ser útil", convirtiendo julio en un momento de "revisión". Además, Paula Holloway, influencer de moda y blogger, sostiene que el verano (en Estados Unidos) facilita el desafío, ya que "pasar tiempo al aire libre podría mitigar el atractivo de las compras en línea y ayudar a combatir cualquier sensación de sacrificio".
Beneficios financieros y emocionales de no gastar
Uno de los beneficios más significativos de un desafío "no-buy" o "low-buy" es su impacto financiero positivo. Ayuda a los participantes a alcanzar objetivos de ahorro sustanciales, pagar deudas o financiar inversiones. El desafío también fomenta la conciencia financiera al hacer que los individuos realicen un seguimiento diligente de sus gastos, revelando cómo las compras aparentemente pequeñas se acumulan con el tiempo. Como señaló un participante, su experimento de "no-buy" les permitió ahorrar más de $100 de su gasto mensual normal, que fue directamente a sus ahorros.
Más allá de las ganancias financieras, estos desafíos ofrecen profundos beneficios mentales y emocionales. Fomentan la autoconciencia al ayudar a los individuos a identificar los desencadenantes del gasto emocional, como el estrés, el aburrimiento o la soledad, y alientan estrategias de afrontamiento alternativas. Los participantes informan una mayor sensación de control, una menor culpa y una mejor autoestima. El proceso también cultiva la gratitud por las posesiones existentes, contrarrestando la satisfacción fugaz de las nuevas compras. Según Gretchen Rubin en el NYT, "decidir de antemano no comprar extras durante un mes liberó tiempo que de otro modo se dedicaría a investigar artículos y debatir si comprarlos. La fatiga de la decisión desaparece". Esto lleva a ser "más estratégico sobre lo que se va a comprar", como comentó Paula Holloway, citada también en el NYT.
La periodista de CNET, Kelly Ernst, en su artículo "Can No-Buy July Help You Save Money? It Can Do So Much More", también comparte su experiencia personal, afirmando que su desafío la ayudó a recortar su presupuesto y que transformó su relación con el dinero. Ella destacó tres aprendizajes clave:
Pagar mucho por la conveniencia: Ernst se dio cuenta de que estaba "pagando un plus por simplemente evitar tareas que encuentro molestas o que consumen mucho tiempo", como el cuidado de sus mascotas o pedir comida a domicilio en lugar de cocinar.
El entretenimiento gratuito puede ser mucho más divertido: al limitar los gastos en entretenimiento, Ernst redescubrió pasatiempos y actividades gratuitas, como proyectos de manualidades, rompecabezas y escuchar audiolibros, lo que le permitió "salir de mi rutina habitual y desafiar mi mente a trabajar de nuevas maneras".
No es necesario gastar dinero para pasar tiempo con amigos: reconoció que las reuniones sociales a menudo implicaban gastos, pero descubrió que "las noches de juegos de mesa y las cenas en casa son más divertidas que un restaurante ruidoso y concurrido", lo que también sorprendió gratamente a sus amigos.
Además, la tendencia refleja un cambio cultural donde "ser frugal antes era visto como ser tacaño, ahora se ve como inteligente", según Janelle Sallenave, directora de gastos en Chime, también citada en el artículo del NYT.
Expertos como James Choi, profesor de finanzas en la Yale School of Management, no están seguros de que los recortes a corto plazo tengan efectos duraderos, sugiriendo que "se necesitan cambios sostenidos en el estilo de vida para mover la aguja financiera a largo plazo". Annamaria Lusardi del NYT comparte esta preocupación, señalando que "la preocupación es que, como sabes que harás esto en julio, gastes más en junio" y que "no cree que un desafío de un mes vaya a superar el bombardeo de mensajes de marketing".
Para sumarse con éxito a la tendencia de "no-buy" o "low-buy", se recomiendan varias estrategias:
Identifica tu "porqué": Una motivación clara proporciona una luz guía crucial.
Establece reglas claras y personalizadas: Define lo que puedes y no puedes comprar, siendo restrictivo pero sostenible. Kelly Ernst, por ejemplo, en su propio desafío "diferenció entre 'necesidades' y 'extras'", y estableció sus propias "asignaciones de gasto" para evitar la privación total.
Prepara un presupuesto y rastrea los gastos: Para monitorear ingresos y egresos.
Implementa estrategias de distracción: Evita la navegación no deseada y dedícate a pasatiempos.
Haz un inventario y redescubre lo que posees: Para darse cuenta de la abundancia existente.
Planifica eventos importantes y excepciones: Para prevenir sentimientos de fracaso. Ernst permitió gastos relacionados con eventos "ya programados", como "organizar una cena para amigos o un concierto para el que ya tenía entradas", pero buscando formas frugales de llevarlos a cabo.
Crea un sistema de apoyo: Comparte tus objetivos con personas de confianza o únete a comunidades en línea.
Considera un enfoque "low-buy" en lugar de "no-buy": Especialmente si tu presupuesto ya es ajustado, como sugiere Gloria Garcia Cisneros en el NYT, ya que estos desafíos son "opciones principalmente para personas que tienen margen en sus presupuestos para permitirse no esenciales en primer lugar".























