FUTURO. De la charla entre Trump y Putin dependerán los próximos pasos a tomar en un conflicto bélico que lleva más de tres años. FOTO TOMADA DE ESRADIO.LIBERTADDIGITAL.COM
En un movimiento diplomático que podría marcar un punto de inflexión en la Guerra de Ucrania, Donald Trump y Vladimir Putin se reúnen este viernes en la base militar Elmendorf-Richardson, en Alaska. El encuentro, preparado por ambas administraciones, tiene como objetivo explorar un posible armisticio que ponga fin al conflicto entre Kiev y Moscú.
Fuentes cercanas a la Casa Blanca aseguran que, si la llamada Cumbre de Alaska logra avances concretos, Trump planea convocar de inmediato a un cónclave tripartito con el presidente ucraniano Volodimir Zelensky y Putin, con el fin de establecer una hoja de ruta hacia la paz. Sin embargo, el mandatario estadounidense no oculta su pragmatismo: “Soy presidente y no se va a andar con rodeos. En los primeros dos, tres, cuatro o cinco minutos sabré si vamos a tener una buena o mala reunión”, afirmó ayer. Y añadió: “Si es una mala reunión, terminará muy rápido, y si es una buena reunión, terminaremos logrando la paz en un futuro muy cercano”.
El éxito del encuentro dependerá en gran medida de la postura del Kremlin. Putin exige que Ucrania reconozca la soberanía rusa sobre Donetsk, Luhansk, Kherson, Zaporizhzhia y la península de Crimea, condiciones que tanto Zelensky como los líderes europeos —y ahora también Trump— rechazan. El presidente ruso, no obstante, podría verse obligado a moderar sus demandas para evitar que su par estadounidense dé por terminada la reunión y regrese a Washington con un mensaje duro.
Aunque Trump no descarta de plano la cesión territorial, ya acordó con Emmanuel Macron (Francia), Friedrich Merz (Alemania), Giorgia Meloni (Italia), Keir Starmer (Reino Unido) y el propio Zelensky que cualquier acuerdo no debe interpretarse como un “botín de guerra” para Moscú.
La delegación que acompaña a Putin a Alaska refleja la seriedad con la que Rusia encara la cita. Entre sus integrantes se encuentran Yuri Ushakov, asesor en política internacional; el canciller Serguéi Lavrov; el ministro de Defensa Andréi Beloúsov; el titular de Finanzas Antón Siluanov; y Kiril Dmitriev, enviado especial para la cooperación económica con Estados Unidos. Siluanov y Dmitriev han sido piezas clave en la estrategia económica rusa para contrarrestar las sanciones impuestas por Occidente tras la invasión.
En el lado estadounidense, Trump estará acompañado por Marco Rubio (secretario de Estado), Scott Bessent (Tesoro), Pete Hegseth (Defensa), Steve Witkoff (enviado especial para Rusia) y posiblemente el vicepresidente JD Vance. La Casa Blanca considera que esta comitiva es una de las más influyentes de la actual administración republicana.
Pese a su habitual cautela, Trump se mostró optimista y estimó “una posibilidad del 75%” de avanzar hacia un armisticio. “La segunda reunión será muy importante, porque será una reunión en la que llegarán a un acuerdo (se refiere a Putin y Zelensky). Y no quiero usar la palabra ‘repartir’, pero, como saben, hasta cierto punto, no es un mal término, ¿de acuerdo?”, señaló. “Lo único que quiero hacer es sentar las bases para la próxima reunión, que debería celebrarse pronto. Me gustaría que se concretara, tal vez en Alaska”, remató.
Por su parte, Putin manifestó en el Kremlin que Estados Unidos está realizando “esfuerzos bastante vigorosos y sinceros para detener las hostilidades, resolver la crisis y alcanzar acuerdos que sirvan a los intereses de todas las partes involucradas en este conflicto”. Para el líder ruso, la reunión representa una oportunidad única de proyectar su imagen en el escenario internacional tras años de aislamiento y acusaciones por crímenes de guerra.




















