Ivo Veinovich fue convocado por la Sub-17 de Bolivia. Gentileza Ivo Veinovich.
Ivo Veinovich nunca olvidará aquel mensaje que cambió su rutina. Apenas una semana antes, una página de scouting de Bolivia le había preguntado sobre su nacionalidad y sus datos personales. “Me preguntaron un par de cosas y, al otro día, uno de mis profes me manda algo: me habían subido a Facebook a una página. Me di cuenta a los dos o tres días que varias páginas de scouting de Bolivia me empezaron a seguir”, cuenta. Lo que siguió fue todavía más inesperado: Jorge Perrotta, entrenador de la Sub-17 de Bolivia, se comunicó con él. La pregunta era simple y directa: ¿quería sumarse a la selección? La respuesta, inmediata. “Obviamente le dije que sí, que estaba a disposición. Al otro día me confirmaron que quedaba convocado”, dice el arquero de la Sexta de Atlético, con una mezcla de orgullo y sorpresa.
Ivo vive en Tucumán desde 2021, cuando decidió probarse en PreAFA. Su historia en el fútbol comenzó mucho antes, en Salta, en Gimnasia y Tiro, club donde jugó desde los seis hasta los 12 años. “Es difícil dejar la familia, pero esos son los esfuerzos que hacemos para buscar un objetivo dentro del fútbol”, reflexiona. Su hermano también juega en Atlético Tucumán, y eso facilitó la mudanza: se vino a la provincia para vivir con él, enfrentando por primera vez la vida lejos de casa.
Los primeros años no fueron sencillos. Tenía que aprender a cocinar, lavar su ropa y organizar su vida completamente solo. “Volver y que no haya nadie que te pregunte cómo te fue hoy, que te diga ‘contame’. Es complicado porque sos chico, pero esa situación te fortalece la cabeza”, admite. Además, el traslado al club implicaba horarios complicados y largos viajes en colectivo. Durante los primeros meses, asistía al Colegio Nacional, y ahora estudia en el Instituto Urquiza, debido a la compatibilidad con los entrenamientos.
La adaptación a Tucumán no solo fue académica o deportiva. “Vivimos cerca de Ciudadela. En mis primeros meses, en la esquina de Próspero Mena y San Lorenzo, estaba esperando al colectivo para ir al complejo. De la nada, un chico me sacó el celular y me mostró un revólver. A partir de eso, empecé a cuidarme mucho más”, recuerda, sobre esa mala experiencia en las calles capitalinas. Con el tiempo aprendió a manejar la exposición y a cuidar su entorno, especialmente al usar ropa del club. “Las señoras me decían que tenga cuidado con la ropa de Atlético. Entendí que es mejor andar normal que con algo del club”, explica.
A pesar de los desafíos, Ivo se siente parte de la intensidad del fútbol tucumano. “El fanatismo en Tucumán es impresionante. Ni hablar que Atlético y San Martín son clubes muy grandes, pero el fanatismo de la gente es increíble”, asegura. Sin embargo, su corazón sigue ligado a Salta. “Si me das a elegir, siempre voy con Salta. La tranquilidad que hay me gusta mucho; es una ciudad hermosa y la gente es muy buena. La tranquilidad es algo que no cambio por nada”, agrega.
El vínculo con Bolivia
La convocatoria a Bolivia también conecta con sus raíces familiares. Su abuelo materno nació en Potosí y se crio en Tarija antes de mudarse a Salta. “No lo llegué a conocer; murió en 2000. Pero de ahí viene mi relación con Bolivia. Cuando me contactaron, fue algo muy lindo, porque ahora la Sub-17 clasificó al Mundial de Qatar 2025”, dice con entusiasmo. La concentración será en Santa Cruz de las Sierras, del 18 de agosto al 6 de septiembre, y se prevén amistosos contra Colombia y Costa Rica.
Ivo también tiene nacionalidad española, y curiosamente, la noticia de Bolivia llegó justo después de tramitar su ciudadanía europea en Córdoba. “Fue gracioso: venía de hacer los papeles para España y me hablaron de Bolivia”, recuerda entre risas.
Ese sueño es claro y constante: llegar a Primera división y vivir del fútbol. “Depende de mí. Es lo que sueño desde chico, desde que me vine de Salta con 12 años”, afirma. Su historia refleja más que talento; habla de esfuerzo, adaptación y madurez temprana. Cada entrenamiento en la Sexta de Atlético, cada viaje solo a la escuela o al club, cada decisión tomada lejos de casa, ha ido moldeando a un joven arquero que ahora mira hacia Santa Cruz de las Sierras con ilusión y responsabilidad.
La vida de Ivo Veinovich es un testimonio de cómo un chico de barrio, con raíces bien definidas y un amor profundo por el fútbol, puede abrirse camino en un mundo lleno de retos. Desde Salta a Tucumán y ahora rumbo a Bolivia, su recorrido combina disciplina, aprendizaje y sueños que empiezan a concretarse. Cada paso, cada desafío, cada momento de soledad, ha construido un joven más fuerte, listo para defender su arco, su futuro y, sobre todo, sus sueños.




















