Sergio Berensztein.
La semana se presenta más complicada que lo habitual. Los mercados sintieron el impacto de los audios sobre presuntas coimas en la Agencia Nacional de Discapacidad. Las explicaciones oficiales no convencieron a los inversores. El dólar subió y las acciones bajaron. Con estos contratiempos políticos más la volatilidad de las tasas, la confianza en el Gobierno cayó casi 13%, de acuerdo con el relevamiento mensual de la Escuela de Gobierno de la Universidad Torcuato Di Tella. Está en su valor más bajo desde que Javier Milei es presidente de los argentinos. “Ni la economía, ni la política, ni la opinión pública están como el Gobierno pensaba que iba a estar a esta altura del año. Aún más, proyectaba que la recuperación iba a sr más fuerte, con una inflación cayendo por debajo del 1,5% mensual y con la perspectiva de cerrar el año por debajo del 1%. Aún más, se creía que el Riesgo País se ubicaría en 500 puntos básicos, pero está rozando los 770. En definitiva, el Gobierno suponía que en la sociedad la sensación de alivio iba a dar paso a otra de bienestar. Y nada de eso está pasando”, describe ante LA GACETA el analista político Sergio Berensztein.
El consultor apunta que, entre la sociedad argentina, hay una mezcla de bronca e indignación por los presuntos casos de corrupción y la esperanza que todavía envuelve a los simpatizantes de La Libertad Avanza. ¿Cómo impacta todo esto electoralmente?, se le consultó. Berensztein recuerda que, en la Argentina, nunca la corrupción, en sí misma, constituyó un tema dominante en las preferencias electorales, aunque sí combinándola con un contexto económico. “En 1997, la sociedad se saturó con los escándalos del menemismo, cuando la economía sucumbió con la crisis externa y con las devaluaciones. En 2001, el escándalo del Senado se unió al malestar económico y financiero y terminó como terminó, en una profunda crisis. En 2021, la economía también estuvo complicada durante la gestión de Alberto Fernández, y a eso se adosó aquel polémico festejo en Olivos en plena pandemia. Un contraejemplo: Cristina Fernández de Kirchner, con innumerables denuncias de corrupción, algunas de ellas flagrantes pero, sin embargo, arrasó en las elecciones”, describe el politólogo. Entonces, subraya, “hay que ver hasta qué punto, aquellas nubes tóxicas (indignación y bronca) inciden en el resultado”.
Berensztein vino a Tucumán a presentar, junto con el economista Osvaldo Meloni, “Una Argentina a Medias”, el libro del politólogo Julio Saguir, en el que se reinterpreta los debates fundacionales del país desde la ciencia política. Más allá de la proximidad de las elecciones bonaerenses (7 de septiembre), desde ahora hasta dentro de exactamente dos meses, cuando se realice la elección de medio turno en el país, es una eternidad, tomando en cuenta la fragilidad política y económica existente. “Uno puede tener toda la confianza en la gestión del ministro (de Economía Luis) Caputo, por su habilidad y por el consenso que puede tener en el mercado, pero tampoco creo que sea un mago. El 50% en los encajes es un apretón monetario severo”, expone.
Pero, además de la gestión económica, el aspecto comunicacional es clave para mantener a flote a la gestión. “A veces, el Presidente exagera en sus promesas y se ata de manos, como cuando dijo que cerraba el Banco Central para dolarizar la economía, pero ahora mantiene un esquema cambiario hasta octubre y quién sabe si flotará o cambiarán las bandas; si le dará más volumen a las exportaciones y frenará un poco las importaciones. Más aún, hay que ver si la gente se va afuera el verano que viene y con qué dólares”, plantea Berensztein. Con todo eso, sostiene que “el horizonte se presenta más complicado de lo que se imaginaba el Gobierno”. “Aún si LLA se impone en las elecciones, el método de acumulación de poder y de gestión tiene que ser revisado profundamente. Milei no puede seguir gobernando de la manera que lo hizo durante estos primeros 21 meses”, acota. A su criterio, la respuesta que dio el presidente de la Cámara de Diputados Martín Menem acerca del escándalo de los audios (afirmó que pone las manos en el fuego por Karina Milei y por Eduardo Lule Menem) refleja falta de trabajo en materia de contraataque a las denuncias. “Lo bueno es que, desde el Gobierno, salieron a responder”, agrega. En esa revisión que sugiere, el analista político expresa que la Casa Rosada debe además fijarse en los cómo y en los quiénes resuelven los problemas. “Con un Congreso en contra, es claro que tendrán que analizar cómo negocian para imponer una agenda, más allá del resultado electoral. No pueden hacerlo con el espíritu del acuerdo firmado el 9 de Julio del año pasado en Tucumán (Pacto de Mayo), que hoy es prácticamente ignorado. Tampoco pueden pedirle siempre al jefe de Gabinete Guillermo Francos que teja acuerdos, que luego se destejen con los encendidos discursos de Milei”, indica.
Con las acciones en baja, Berensztein señala que la credibilidad del mercado en el Gobierno venía cayendo antes de este nuevo escándalo. Una prueba de ello es la resistencia al descenso del Riesgo País, medido por la banca JP Morgan. Por eso, los inversores se pusieron en estado de “wait and see” (esperar y ver). El problema puede ser mayor si es que la Argentina no aprovecha el contexto internacional que, desde el viernes último, le está prestando más atención a los mercados emergentes. “Nos debería ir bien, pero esto no se está dando. En consecuencia, se está perdiendo la fiesta”, añade.
Más allá de las vicisitudes de La Libertad Avanza con tantos problemas, el politólogo afirma que tampoco se ve una oposición que pueda capitalizar este escenario. “Recientemente, el Financial Times expuso que, en la Argentina, no hay referentes opositores en los partidos políticos; o bien, son pocos los partidos que quedan, pero no tienen líderes. Si te animás a mirarlo desde el punto de vista federal, podemos concluir que hay una confederación de líderes provinciales que piensan diferentes”, finaliza.





















