EJE DE CAMPAÑA. La lucha contra la inmigración ilegal fue una de las propuestas impulsadas por Trump antes de regresar a la Casa Blanca. FOTO TOMADA DE LANACION.COM.AR
El plan de deportaciones masivas impulsado por la administración de Donald Trump tendrá un capítulo inédito para la Argentina: por primera vez en lo que va del año, un avión contratado por el gobierno norteamericano traerá de regreso a ciudadanos argentinos expulsados de Estados Unidos. La aeronave arribará al aeropuerto internacional de Ezeiza cerca de la medianoche, según confirmaron fuentes oficiales, previo aterrizaje en Bogotá, Colombia, y Minas Gerais, en Brasil.
Hasta el momento no se dieron a conocer cifras exactas sobre la cantidad de argentinos incluidos en este vuelo, aunque en los consulados se registró un incremento de casos en comparación con el año pasado. Si bien el número de expulsiones de argentinos suele ser menor al de otros países latinoamericanos, en particular los centroamericanos, este operativo marca un precedente.
El avión utilizado es un Boeing 767-300 de la compañía Omni Air International, con capacidad para 247 pasajeros. De acuerdo a la programación de la Agencia Nacional de Aviación Civil (ANAC) de Brasil, el vuelo —identificado como OAE-3642— partió este miércoles desde un aeropuerto no especificado en Estados Unidos, con escalas previstas en Bogotá y en Belo Horizonte, antes de continuar hacia la Argentina. El arribo a Buenos Aires está estimado para la madrugada del jueves.
En operativos anteriores, los argentinos deportados eran enviados en vuelos comerciales, acompañados por agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés). En esta ocasión, el traslado forma parte de los vuelos chárter que el gobierno de Trump multiplicó en los últimos meses, en el marco de su política de deportaciones masivas.
El ICE, bajo la órbita del Departamento de Seguridad Nacional (DHS), ya contabiliza alrededor de 200.000 expulsiones desde que Trump inició su segundo mandato, y proyecta un aumento significativo gracias a la ampliación de fondos y de capacidad de detención de inmigrantes. El objetivo de la Casa Blanca es alcanzar el millón de deportaciones en 2025, a un ritmo de 3.000 por día, aunque expertos estiman que el número final podría ser menor.
En paralelo, el gobierno republicano intensificó su campaña mediática para desalentar el ingreso irregular de inmigrantes. Una de las principales voceras es Kristi Noem, secretaria de Seguridad Nacional, quien estuvo recientemente en Buenos Aires. En anuncios televisivos que aún se transmiten en Argentina, Noem advierte: “Soy Kristi Noem, secretaria de Seguridad Nacional de Estados Unidos. Advertencia: no entren a nuestro país ilegalmente. El viaje es peligroso y al final los atraparemos y los enviaremos de regreso”.
Mientras tanto, compañías privadas como Omni Air International, GlobalX o Avelo Airlines se benefician del auge de contratos con el ICE, en un negocio que mueve millones de dólares. Para los deportados, sin embargo, cada vuelo representa el final abrupto de un proyecto migratorio. Y ahora, por primera vez en el año, esa realidad toca de lleno a ciudadanos argentinos.




















