El peronismo atraviesa el último mes de la campaña en aparente calma. Esa sensación está sostenida, según la dirigencia, por los acuerdos y las circunstancias de la coyuntura del escenario electoral. En el primer grupo de motivos está la unidad entre el oficialismo jaldista y el antimileísmo, las líneas mayoritarias del movimiento, y una buena relación institucional con la Casa Rosada pese a la confrontación política con La Libertad Avanza (LLA).
Se suma la marcha de la gestión, que está encarnada por el primer candidato a diputado, el gobernador Osvaldo Jaldo. En el segundo, figuran los resultados electorales del mileísmo en la provincia de Buenos Aires, con las perspectivas sobre el posible resultado que marcan las encuestas para el frente Tucumán Primero y con la situación de dispersión total de la oposición.
Con todas estas condiciones, el PJ no debería pasar sobresaltos. Pero siempre hay peros. La volatilidad de la política genera cierta incertidumbre sobre qué sucederá, sobre todo en el país, en el tiempo que resta para la contienda.
Los cálculos que hacen en las oficinas del poder sobre la distribución de las cuatro bancas en juego en la Cámara Baja varían (dos están en manos del jaldista bloque Independencia, una en la UCR y una en CREO).
La mayoría avizora un esquema 2-1-1 (dos para Tucumán Primero, uno para LLA y uno para Unidos por Tucumán). Los más optimistas -pero muy optimistas- dicen que la puja terminará en un 3-1 (tres para el pejota y uno para los candidatos de Javier Milei). Hay algunos, que relativizan el poder de fuego nacional, que también arriesgan en 2-2 (mitad y mitad para las huestes justicialistas y los libertarios).
Hay quienes ya están preparando el anotador para el día después. Hay datos y lecturas que se harán para lo que sigue. La política más avanzada ya está fundando los cimientos para los comicios provinciales del 2027. A 35 días de las elecciones, hay items que mirarán con atención.
Las claves del lunes poselectoral
1-El balance de números en el Congreso de la Nación: el resultado de las elecciones no sólo definirá quiénes ocuparán las bancas. Marcará cómo seguirá durante los próximos dos años el equilibrio de poder y, básicamente, la relación entre el Gobierno con la oposición y con las provincias. LLA viene pagando las consecuencias de no contar con suficientes representantes y depende demasiado de la coyuntura y de las negociaciones que pueda llevar adelante. Hasta aquí y, también por los resultados del año “multielectoral”, los gobernadores se van edificando como figuras con una centralidad fundamental. En este contexto, la relación entre ellos y de cada uno con la gestión nacional es gravitante. El gobernador Jaldo tiene la curiosa característica de haber sido un peronista tanto pionero en dialogar con la Nación como adelantado en plantarse ante ella apenas maduró el año de las urnas. El mandatario pasó de despegarse de sus pares a marcar una tendencia. El tranqueño estará pendiente del desempeño tanto del propio PJ como de LLA, principalmente. Tiene la decisión tomada de no confrontar con el Gobierno, más allá de los chisporroteos que ya hubo. En parte, porque los sondeos que encargó le marcan que va bien así y en parte, porque le quedan dos años más por delante para gobernar con Javier Milei en el Ejecutivo. Durante la campaña, los cruces directos entre Jaldo y Lisandro Catalán, el ministro del Interior y líder de los libertarios en Tucumán, han sido medidos, respetuosos. Jaldo celebró, de hecho, que los números del próximo Presupuesto cumplan con los compromisos sellados y esto le da cierta tranquilidad.
El conductor local también analiza cómo quedará el PJ en Diputados y en qué condiciones tendrán que desempeñarse los ocupantes de las bancas que le responden.
2- La unidad del peronismo: la gran incógnita para los miembros del justicialismo tucumano es qué pasará el día después con la alianza entre las vertientes que estuvieron a un tris de lanzarse a una interna. La vigencia de la tregua entre Jaldo y el senador Juan Manzur es incierta. Sucede que las desconfianzas y diferencias no se apagaron, sólo se apartaron para la convivencia conveniente.
En el peronismo jaldista afirman que analizarán el comportamiento de sus disidentes, porque no tienen la seguridad de que estén alineados con la gestión. En el antimileísta aseguran que todo depende del trato que les dé Jaldo y cuánto los incluya -o no- en su Gobierno. Los díscolos piensan que el gobernador no tendrá margen para tensar la relación nuevamente, pero no tienen la seguridad de que todo siga en relativa armonía. Marcan que la ausencia de Manzur en los últimos actos más grandes tiene que ver con un “dejar hacer” al vicepresidente del partido y con evitar que su presencia incomode. Había trascendido que ambos preferían no superponerse en las actividades de campaña permanentemente, salvo en ocasiones especiales. Por ello se nota que cuentan con agendas diferentes.
En el antimileísmo analizan como un triunfo el haber sido incluidos en la nómina y que haya una preponderancia de figuras del ex manzurismo. Creen que lo que viene será promisorio, sobre todo, en el contexto de reverdecimiento del movimiento nacional y en la posición que tienen algunos de sus referentes como Manzur, Sandra Mendoza, Javier Noguera y Pablo Yedlin. De hecho, el diputado fue de los pocos tucumanos que estuvo en el búnker de Unión por la Patria la noche de las elecciones bonaerenses. Manzur recibió llamados de la mesa chica para sumarse a los festejos y a la planificación de octubre. Mientras, hubo contactos del entorno de Axel Kicillof con esta línea para mirar hacia el futuro, es decir, a las presidenciales.
3-La relación con la Rosada: es probable que los malabares de Jaldo para mantener un vínculo con Milei y, a la vez, posicionarse entre los gobernadores sigan en la siguiente etapa. Nadie sabe qué pasará la semana que viene en el país y menos, dentro de 40 días.
Jaldo mantiene comunicación con varios ministros, pero el “dialoguismo” político ha pasado a ser institucional por ahora.
En 25 de Mayo y San Martín creen que estas semanas que vienen serán definitorias para los comicios y también para los últimos meses del año. Apuntan específicamente a qué camino de estrategia seguirá LLA tras la derrota en Buenos Aires y qué pasará con los escándalos, desaciertos y reveses en el Congreso que han logrado golpear a LLA.
4-La oposición dispersa: no es un aspecto menor el rendimiento que tendrán los sectores disidentes en la provincia. En Tucumán Primero celebran la atomización porque hay varios armados que, de haber competido juntos, habrían planteado otra escena. Una desfavorable para el peronismo. Y analizan sobre todo a los competidores de centro, centro-derecha y derecha. El hecho de que Unidos por Tucumán no esté con LLA fue sustancial, dicen. También que no hayan acordado ninguno de ellos con Fuerza Republicana o CREO. A esto se suma que el camperismo haya decidido no jugar en esta instancia.
Explican que si algunos o varios de estos espacios acordaban y competían en conjunto, la historia sería distinta y el tono de la campaña, también.
Finalmente, interpretan, estas patas de la oposición terminaron siendo funcionales a sus planes.
Los resultados revelarán también cómo podría llegar la oposición a las provinciales.
El peronismo tucumano atraviesa el último mes de la campaña en aparente calma. Los justicialistas, sin embargo, ya preparan el análisis de algunos datos que serán medulares para el 2027.






















