EN EL POLE. Él se animó a desafiar las miradas ajenas y encontró en esta práctica un camino de libertad. / CORTESÍA HERNÁN RODRÍGUEZ
Pasó por competencias, podios mundiales y hasta por Got Talent Argentina. Hernán Rodríguez descubrió el pole dance gracias a Showmatch y nunca más lo dejó. Lo que empezó como curiosidad se convirtió en una carrera deportiva que lo llevó a representar a Tucumán y al país en el mundo. Hoy, a los 33 años, es profesor en JR Gym y enseña a otros a animarse, sin importar la edad, el género o la condición física. “Todos pueden hacer pole”, asegura.
No fue amor a primera vista, pero casi. Esta historia empezó cuando vio una coreografía del "baile del caño" en el programa de Marcelo Tinelli. “Pensé que iba a ser sólo baile, pero en su versión pole sport era mucho más deportivo. Requería fuerza, flexibilidad y técnica. Era algo muy completo”, recuerda en diálogo con LA GACETA mientras estira su espalda. Tenía 22 años, y cero experiencia en danza o entrenamiento físico, pero la curiosidad lo empujó a probar.
Desde ese primer día, el pole dance se volvió su mundo. Comenzó entrenando en un pequeño departamento del centro tucumano, con barras de dos metros, de la mano de su primera maestra, Marcela Molina. Allí no sólo aprendió las bases, sino también a enseñar. “Empecé a dar clases casi desde el principio. Me gustó mucho, aunque tratar con distintas personalidades puede ser un desafío”, cuenta.
En poco tiempo, Hernán se convirtió en referencia del pole en el Norte argentino. Organizó el Noroeste Championship, que reunió a participantes de varias provincias y logró que Tucumán sea sede del Open World Championship 2026. “Es un orgullo que el Norte tenga su lugar. Me encanta representar a mi provincia y mostrar que acá hay talento”, dice con una sonrisa.
EL POLE SPORT. Muchos lo reducen a un “baile del caño” ligado a la sensualidad o a lo femenino, sin imaginar la fuerza y el arte que hay detrás. / CORTESÍA HERNÁN RODRÍGUEZ
Entre el arte y el deporte
Con el tiempo, Hernán notó que el pole no era sólo una cuestión de fuerza. “Tenés que contar algo, transmitir una historia con el cuerpo. La técnica y lo artístico van de la mano”, dice. Esa búsqueda lo llevó a entrenar con coreógrafos y al gimnasio. “Ser un deportista y competir requiere trabajar con nutricionistas y, a veces, con psicólogos deportivos”, precisa.
Su carrera creció a pasos firmes: fue ganador del Panamericano 2022, semifinalista en Got Talent Argentina 2023 y cuarto en un mundial ese mismo año, donde compitió con figuras que siempre había admirado. “Fue increíble estar al lado de los más grandes. Ahí entendí hasta dónde me había llevado el pole”, confiesa.
REFERENTE EN EL DEPORTE. Hernán, tucumano y campeón panamericano, demuestra que el pole es la mezcla perfecta entre arte y disciplina. / CORTESÍA HERNÁN RODRÍGUEZ
En su recorrido más reciente pasó por México, donde se consagró campeón de elite masculino en la competencia Pole Up. Este año, también en México, representará al país en la competencia Pole Art Experience, una propuesta que privilegia la expresión artística por sobre la técnica. “Me gusta lo artístico, me saca de mi zona de confort y me hace crecer”, explica.
EN MÉXICO. El logro más reciente de Hernán lo llevó a México, donde se coronó campeón elite masculino en la competencia Pole Up con una coreografía de la canción ''Devuelvete'' de Carla Morrison. / CORTESÍA HERNAN RODRÍGUEZ
El cuerpo, los prejuicios y la aceptación
Ser hombre en una disciplina asociada a lo femenino nunca fue fácil. “Muchos te juzgan o te encasillan. Piensan que si hacés pole sos gay y no tiene nada que ver. Es como calistenia pero con una barra vertical”, dice. Su familia, sin embargo, fue un sostén incondicional. “Mis papás siempre me apoyaron. Hoy se sienten orgullosos de mí”, expresa.
El pole, además, transformó su relación con su propio cuerpo. “Antes no me gustaba sacarme la remera. El pole me obligó a aceptarme. Me ayudó a verme con otros ojos”, manifiesta. Esa misma enseñanza intenta transmitir a sus alumnos: “muchos llegan con vergüenza o miedo. Les enseño que todos los cuerpos pueden moverse y brillar”. En Tucumán hay poca competencia: el desafío es evitar la frustración temprana de los estudiantes.
Su próximo sueño es abrir su propio estudio en unos cinco años y seguir compitiendo mientras el cuerpo lo acompañe. “Quiero disfrutar de cada etapa, sin presiones. El pole me dio disciplina y amor propio. Es mucho más que un deporte: para mí es la felicidad”, admite.
Y si algo aprendió en todo este camino, es que el pole dance no tiene límites. Al respecto, asegura: “no importa si sos hombre o mujer, si tenés 15 o 50 años, si nunca hiciste deporte o si no te sentís fuerte. Todos pueden hacer pole”.






















