EMOCIÓN PURA. El delantero de Tigre rompió en llanto durante el homenaje a Miguel Ángel Russo en Rosario.
La historia tuvo lugar en Rosario, en el mismo suelo donde Miguel Ángel Russo dejó una huella imborrable. Allí, en el Coloso Marcelo Bielsa, su hijo Ignacio, delantero de Tigre, decidió rendirle tributo como él lo hubiese querido: jugando. Dos días después del fallecimiento del histórico entrenador, Nacho convirtió un gol y lo celebró entre lágrimas, mirando al cielo.
HAY GOL DE NACHO RUSSO A NEWELL'S.
— Sudanalytics (@sudanalytics_) October 10, 2025
Ese festejo llorando. ðâ½ï¸pic.twitter.com/IlxhYlCTpf https://t.co/qjbF8MAKmU
El minuto de silencio previo al encuentro entre Newell’s y Tigre fue un momento cargado de simbolismo. En el círculo central, el delantero rosarino no pudo contener el llanto mientras sus compañeros lo rodeaban para contenerlo. Los aplausos se mezclaron con el respeto de todo el estadio, incluso de la parcialidad "leprosa", que reconoció la figura de Russo pese a su fuerte vínculo con Rosario Central.
A los 22 minutos del primer tiempo, llegó la jugada que cambió la tarde. David Romero desbordó por la derecha y envió un centro bajo que Nacho conectó lanzándose al suelo. La pelota entró y el estadio se detuvo por un instante: el hijo del técnico levantó la vista, se cubrió el rostro con las manos y se derrumbó en el césped. Luego, se levantó, besó su brazalete negro y mostró ante las cámaras su tatuaje con una frase inmortal de su padre: “Todo se cura con amor”.
DEDICATORIA AL CIELO. Nacho Russo convirtió ante Newell’s y mostró su tatuaje con la frase de su padre: “Todo se cura con amor”.
“Voy a jugar, él hubiese querido eso. Si no juego, se levanta y me caga a puteadas”, había dicho en la previa, con una mezcla de dolor y convicción. Su decisión de viajar a Rosario y sumarse al equipo fue su manera de despedirse: con una pelota, dentro de una cancha.
El tanto de Nacho abrió el marcador para Tigre, que finalmente igualó 1 a 1 ante Newell’s. Pero más allá del resultado, el gesto trascendió cualquier estadística. En la platea y frente a las cámaras, la imagen del delantero arrodillado, mirando al cielo, quedó grabada como una de las postales más emotivas de la fecha.
Horas antes, había acompañado a su familia en el velorio en La Bombonera, donde miles de hinchas y exjugadores se acercaron a despedir a Miguel Ángel Russo, símbolo de trabajo, respeto y humanidad. De allí partió a sumarse a la delegación del "Matador". El cuerpo técnico de Tigre, encabezado por Diego Dabove, le dejó la decisión en sus manos; y fue Nacho quien pidió estar.
“Todo se cura con amor”, decía Miguel. Su hijo eligió recordarlo así: con un gol, con lágrimas y con una dedicatoria al cielo que conmovió a todo el fútbol argentino.






















