La historia de Mateo Bajamich tiene un círculo que se vuelve a cerrar. El delantero cordobés, de Atlético, volverá a pisar el césped de Alta Córdoba, donde hace años dio sus primeros pasos como profesional. Y lo hará, además, en el mejor momento posible: completamente recuperado de la lesión muscular que lo marginó del partido frente a Platense y listo para volver a la titularidad.
Durante la semana entrenó a la par de sus compañeros y respondió sin inconvenientes a las exigencias del cuerpo técnico. Lucas Pusineri lo considera una alternativa fuerte para el duelo frente a la “Gloria”, no solo por su potencia ofensiva, sino también por su conocimiento de la cancha y del ambiente. “Nos estamos preparando bien, fue una semana larga”, dijo el atacante, que atraviesa un momento de madurez futbolística y emocional. “Instituto, para mí, es como una segunda casa. Estuve ahí de chico, viví en la pensión, crecí con muchos amigos. Es muy lindo volver”, indicó.
Alta Córdoba
Nacido en Morrison, un pequeño pueblo al norte de Córdoba, Bajamich recuerda con detalle el inicio de su aventura futbolística. “Jugaba en la primera de mi pueblo cuando tenía 15 años. A los 16 salió una prueba en Instituto y ahí me dejaron. A los 18 ya estaba en el plantel profesional”, relata. Aquella oportunidad marcó su camino.
En el club “albirrojo” disputó 37 partidos y mostró las condiciones que más tarde lo llevarían a ser transferido al exterior. “No jugué tanto, pero tuve la suerte de que me pudieran vender. Siempre les voy a estar agradecido”, indicó.
El paso del tiempo y las vueltas de la carrera profesional lo trajeron de regreso a su provincia natal, pero con la camiseta de otro equipo. En Tucumán encontró un club que lo adoptó rápido.
“Nosotros acá nos hacemos fuertes y en todos los clubes pasa lo mismo: se hacen fuertes de local. Es complicado porque los primeros minutos te meten en un arco. Si te lastiman ahí, cuesta remontar. Pero saldremos con otra cabeza para tratar de traer los tres puntos o al menos uno, que también nos sirve para que no nos alcancen en la tabla”, explicó.
El regreso
El retorno de Bajamich tiene además un valor sentimental. Aunque ya no quedan muchos compañeros de su época, el delantero conserva amistades y recuerdos profundos del club que lo formó. “No quedan muchos jugadores de aquellos tiempos, pero seguro alguno se llegará al hotel”, destacó.
El partido de este domingo representará, entonces, una mezcla de nostalgia y ambición: la posibilidad de reencontrarse con un lugar significativo y, al mismo tiempo, la responsabilidad de mantener a Atlético en la senda positiva tras la victoria frente a Platense. En ese contexto, la decisión de Pusineri será clave. Si Bajamich vuelve al “11” inicial, habrá que ver cómo reorganiza el ataque: si ingresa directamente por Ramiro Ruiz Rodríguez -autor de un gol en la fecha pasada- o si el DT opta por modificar el mediocampo para incluir a ambos y sacar un volante de contención.
La incógnita táctica se resolverá en las próximas horas, pero el propio Bajamich se enfoca en lo colectivo: “Venimos bien, en Gimnasia jugamos bien y no se dio el resultado, en Vélez también tuvimos buenos momentos. En el segundo tiempo fuimos superados, pero ningún equipo nos pasó por arriba como para perder 3-0. Tenemos que materializar las chances y que no nos hagan goles. Si logramos eso, después el gol llega”.
Análisis del presente
El delantero, autor de un gol clave ante Vélez aprovechando un error de Lisandro Magallán, asegura que el equipo encontró una identidad más sólida en el Clausura. “La diferencia con el Apertura fue que nos hicimos fuertes de local. En el campeonato pasado no sacamos tantos puntos en casa como ahora. De visitante fue más o menos lo mismo, pero el cambio estuvo ahí”, reflexiona.
La evolución no solo se nota en el juego, sino también en la actitud. Atlético recuperó confianza y se convirtió en un equipo incómodo para cualquiera. Bajamich encarna esa búsqueda: intensidad, sacrificio y olfato goleador. Su regreso le puede dar a Pusineri variantes en ataque y más desequilibrio por los costados.
“Queremos seguir creciendo, sumar puntos y que el equipo mantenga la regularidad”, insistió el delantero, que no oculta su ilusión por volver al gol.
Cada vez que un jugador vuelve al lugar donde todo empezó, algo se mueve por dentro. Bajamich lo sabe. Alta Córdoba no es solo un estadio: es el escenario donde su sueño comenzó a tomar forma. Allí dejó amigos, rutinas y anécdotas de adolescencia. Ahora vuelve con la camiseta del “Decano”, un club que también lo abrazó y que confía en su aporte para seguir escalando posiciones.
El reencuentro será especial. No solo por el contexto deportivo, sino por la carga emocional que implica para alguien que, a los 16 años, dejó su pueblo para perseguir una ilusión. “Me dejó muchos amigos y muchos recuerdos. Creció un montón desde que me fui”, finalizó.





















