Los efectos de pasar muchas horas sentado: una amenaza silenciosa para el cuerpo, según la OMS

Lo más preocupante es que las consecuencias del sedentarismo se acumulan lentamente, sin que las personas las noten, hasta que el cuerpo comienza a “pasar factura”.

Los efectos de pasar muchas horas sentado: una amenaza silenciosa para el cuerpo, según la OMS
25 Octubre 2025

Permanecer sentado durante gran parte del día se ha convertido en una costumbre cotidiana para millones de personas en todo el mundo. Sin embargo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte que este hábito representa uno de los mayores riesgos para la salud moderna, responsable de millones de muertes anuales y comparable -e incluso superior- al daño causado por el tabaquismo.

Lo más preocupante es que las consecuencias del sedentarismo se acumulan lentamente, sin que las personas las noten, hasta que el cuerpo comienza a “pasar factura”.

De acuerdo con investigaciones publicadas en revistas médicas como The Lancet y Diabetes Care, cuanto más tiempo pasamos inmóviles, más se alteran funciones básicas del organismo, desde la circulación hasta el metabolismo. El cuerpo, diseñado para el movimiento, reacciona como si estuviera “apagándose” poco a poco.

Incluso quienes realizan ejercicio con regularidad no logran compensar completamente el daño de permanecer sentados ocho o más horas por día.

Los especialistas denominan a este fenómeno “la enfermedad del sedentarismo”, un término que abarca consecuencias muy concretas: dolores persistentes, trastornos digestivos, ansiedad, problemas cardíacos y una reducción de la esperanza de vida. El peligro no radica solo en cuánto tiempo se pasa sentado, sino en cómo esa rutina se ha integrado en la estructura de la vida moderna, tanto en el trabajo como en el hogar.

Qué le ocurre al cuerpo cuando se pasa demasiado tiempo sentado

Cuando una persona pasa horas sin moverse, la sangre se acumula en las piernas y la circulación se enlentece, lo que aumenta el riesgo de trombosis y várices. Al mismo tiempo, el páncreas produce insulina en exceso al no recibir señales de actividad física, incrementando las posibilidades de desarrollar diabetes tipo 2.

Los músculos abdominales y glúteos se debilitan, el metabolismo se desacelera y el cuerpo quema menos calorías.

La columna vertebral también sufre las consecuencias: los discos intervertebrales se comprimen y la postura encorvada genera contracturas y lumbalgia crónica. Un estudio de Spine Journal señala que más del 70% de las personas que trabajan en escritorio padece dolor lumbar recurrente.

La falta de movimiento, además, reduce la oxigenación cerebral y altera los niveles de serotonina, lo que incrementa el riesgo de depresión y ansiedad.

Riesgos para el corazón, los pulmones y la digestión

El sistema cardiovascular también se ve comprometido. La inactividad física eleva la presión arterial y el colesterol LDL (colesterol malo), creando el terreno ideal para infartos y accidentes cerebrovasculares.

Incluso los pulmones resultan afectados: la postura encorvada limita la expansión del diafragma y reduce la capacidad respiratoria en más de un 20%, según un informe de la American Journal of Respiratory Medicine.

En paralelo, la digestión se vuelve más lenta. El intestino pierde ritmo, se acumulan gases y surgen trastornos como estreñimiento o diverticulitis, generando un círculo vicioso: cuanto más malestar físico hay, menos ganas existen de moverse.

Cómo contrarrestar los efectos del sedentarismo

Ante este panorama, los expertos recomiendan realizar pausas activas cada media hora, levantarse, estirar las piernas o caminar unos minutos. También aconsejan alternar entre estar sentado y de pie, mantener una buena postura y practicar actividad física regular.

Pequeños cambios que, según la OMS, pueden reducir hasta un 30% el riesgo de enfermedades vinculadas al sedentarismo y mejorar de forma significativa la calidad de vida.

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