La Casa Blanca volvió a vestirse de Halloween, pero esta vez el miedo no provino de los disfraces ni de las calabazas talladas, sino de la polémica. Melania Trump, esposa del presidente Donald Trump y actual primera dama de Estados Unidos, fue duramente criticada por el lujo y dispendio de su decoración para la festividad, en un contexto marcado por los recortes a programas sociales destinados a los más vulnerables.
Aunque Melania suele mantener un perfil discreto y reservado, su despliegue para Halloween llamó la atención tanto por la magnitud como por el momento elegido. El edificio más vigilado del mundo, la Casa Blanca, fue adornado con docenas de calabazas y elaborados arreglos temáticos, en una puesta en escena que contrastó con las recientes noticias sobre el retiro de ayudas alimentarias federales.
El estallido de críticas llegó poco después de que el Departamento de Agricultura de Estados Unidos publicara un comunicado en el que responsabilizaba a los demócratas por la falta de financiación del Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria (SNAP), que beneficia a millones de familias de bajos recursos.
Sin embargo, diversos informes contradicen esa versión y señalan que fue la administración Trump la que se negó a liberar unos 5.000 millones de dólares en fondos de contingencia destinados a cubrir los costos del programa durante el segundo cierre gubernamental más largo de la historia del país.
En ese contexto, las redes sociales se llenaron de mensajes de indignación. “Genial, lástima que millones pronto se queden sin comida”, escribió un usuario en X (ex Twitter). Otro agregó con ironía: “¿Por qué no usas esas calabazas para alimentar a los necesitados?”. Incluso hubo quienes se preguntaron si “repartirá las calabazas entre quienes perderán los beneficios del SNAP o les dirá que se coman un pastel”.
Las críticas apuntan no solo al gasto simbólico, sino también al desacople entre la imagen festiva y la realidad social de Estados Unidos, donde millones de personas dependen de la asistencia pública para cubrir sus necesidades básicas.
A pesar del vendaval mediático, Melania Trump no respondió oficialmente a las acusaciones ni emitió declaraciones sobre el tema. Fiel a su estilo, se mantuvo al margen de la controversia, aunque las imágenes de la Casa Blanca convertida en un escenario de película de terror continuaron circulando por todo el mundo, recordando que, incluso en tiempos de celebración, las apariencias pueden resultar tan inquietantes como el propio Halloween.





















