Fotograma de la película 'Mientras sube la marea': Gregers, el último agricultor de la isla de Mandø.
En el corazón del mar de Frisia, al suroeste de Dinamarca, existe un lugar que parece suspendido entre dos mundos: la isla de Mandø, un diminuto territorio de apenas ocho kilómetros cuadrados y 27 habitantes que desaparece y reaparece con las mareas. Allí, la vida transcurre al ritmo del agua, del viento y de un silencio que se quiebra solo con el canto de las aves.
La particularidad de Mandø -y su vulnerabilidad- se han convertido en el eje del documental As The Tide Comes In (Mientras sube la marea), dirigido por los cineastas Juan Palacios y Sofie Husum Johannesen, que este año participó en el Another Way Film Festival.
“En la diminuta isla danesa de Mandø, apenas 27 personas resisten a la amenaza del cambio climático, que agrava las tormentas y el riesgo de inundaciones”, resumen los directores al presentar su obra. Su protagonista, Gregers, es el último agricultor del lugar, un hombre que se niega a abandonar la granja que ha pertenecido a su familia durante ocho generaciones, mientras el mar avanza lentamente sobre sus tierras.
Como él, ancianas del pueblo, guías turísticos y observadores de aves se aferran a sus rutinas y recuerdos, intentando conservar un modo de vida que parece destinado a desaparecer.
Un viaje por el fondo del mar
Llegar a Mandø no es tarea fácil. “Primero tienes que esperar a que baje la marea para que se despeje una carretera que va por el fondo del mar”, relata Palacios en una entrevista con ENCLAVE ODS. “Literalmente, se abre ante ti”, dice con asombro. El camino, que se extiende entre el agua y el horizonte difuso, termina abruptamente en una isla diminuta que puede recorrerse a pie en menos de una hora.
El cineasta describe la experiencia como “lynchiana”, casi onírica. “Parece que tienes que cruzar un portal para llegar a este sitio. Estás en Dinamarca, un país superdesarrollado, y de repente entras en un lugar remoto, frágil y desolado”.
Un refugio de vida silvestre
Mandø forma parte del Parque Nacional del Mar de Frisia, un ecosistema único que la Unesco declaró Patrimonio de la Humanidad en 2009. Allí convergen canales de marea, bancos de arena, praderas de algas, marismas, dunas y pantanos salados, hábitats que albergan millones de aves migratorias, además de focas y marsopas.
“Lo primero que notas es el sonido: millones de pájaros sobrevuelan tu cabeza. No los ves, pero los sientes”, describe Palacios. La organización de la ONU destaca que este mar intermareal es “uno de los últimos ecosistemas naturales a gran escala donde los procesos naturales continúan casi sin perturbaciones”.
Sin embargo, no todo es calma. Muy cerca se encuentra la base militar de Romø, otra isla danesa. “Hay momentos en los que escuchas pájaros y, de pronto, los cazas ensordecedores sobrevuelan el lugar”, recuerda el director.
Entre la historia y el olvido
Mandø es una tierra de contrastes. Bajo su aparente quietud se esconden las huellas del tiempo y de los desastres naturales. Cada vez que baja la marea, emergen restos de antiguas civilizaciones: ornamentos, cornamentas, herramientas. “Antes todo esto era tierra y estaba habitado, pero hace unos 20.000 años un tsunami se lo llevó todo”, explica Palacios.
Estos vestigios, junto al paisaje cambiante y los diques que apenas contienen al mar, dotan al lugar de un halo de misterio y melancolía. “Aquí se conjugan el mar y la tierra, la vida y la muerte”, reflexiona el cineasta.
Mandø ha estado habitada desde al menos el año 1231, y los historiadores creen que pudo haber asentamientos incluso anteriores. Hoy, su destino parece incierto. “La palabra que define a Mandø es fragilidad”, concluye Palacios. “Aquí se ve con claridad cómo estamos conectados con la naturaleza, cómo ese equilibrio que nos sostiene puede romperse en cualquier momento”.
Así, mientras la marea sube y baja, los 27 habitantes de Mandø resisten en silencio, custodiando un modo de vida que parece pertenecer a otro tiempo, en una isla que, poco a poco, se hunde en el mar pero se eleva en la memoria del mundo.





















