Foto: Osvaldo Ripoll
El tucumano que hizo estallar a “Lali” Espósito llegó a las instancias más avanzadas de “La Voz” y, pese a no haberse consagrado como el gran ganador del reality, sí fue uno de los que recibió la corona de laureles del público. Pablo Cuello tiene 19 años y, en diálogo con LA GACETA, derriba un mito -o dos- sobre su personalidad, anticipa cómo serán sus días de ahora en más y cuenta cuál es la propuesta soñada que recibió y por la que sus compañeros de reality darían todo.
En poco más de media hora de charla, Cuello da algunos indicios de no ser tan tímido como la fama que lo antecede hizo pensar. Se muestra amable y un tanto reservado, pero no tímido, ni mucho menos introvertido. Piensa sus respuestas con cautela, suena políticamente correcto, se ríe con cada recuerdo que viene a su mente y habla. Le gusta hablar y contar sus experiencias con todo detalle.
Foto: Osvaldo Ripoll
Su primera parada frente a las cámaras fue una prueba. “Más que nada era un medidor para ver si servía o no para el ambiente musical”, explica tal como dijo en su audición a ciegas. Hoy, se siente más preparado y dice tener muchas ganas de empezar la carrera cuyas puertas abrió el reality. Su futuro va tomando forma así. Quiere ser fiel a sí mismo y volver a cantar lo que cantaba en su casa y en ningún otro lugar. Porque Pablo Cuello pisó un escenario por primera vez en “La Voz”. Ni formación para principiantes, ni escuelas de artistas formaron parte de sus cimientos. Antes, sólo cantaba y tocaba la guitarra en las peñas familiares de las que también participaban su padre y su abuelo.
Un rompecorazones
Algunos factores en el certamen de canto jugaron en favor del papel que ahora lleva adelante Pablo Cuello. Su voz marcadamente grave, su altura y su presencia fueron algunos de los que lograron delinear su perfil. Pero con su elección de canciones -“Down with my baby” y “Your man” en la primera instancia- terminó de encasillarse en el rol del galán de la temporada. No por nada Juliana Gattas (Miranda!) y “Lali” empezaron a interpretar un striptease en cuanto escucharon la canción de Josh Turner en su voz.
“Se hizo ese chiste más que nada por el personaje que estoy interpretando. En la producción me molestaron con eso y después salió como ‘el galán de La Voz’”, explica cuando se le habla de su figura como rompecorazones de la edición. Pero no es esa la figura que quiere encarnar eternamente. “En la vida te toca interpretar un montón de papeles. Seguro que es divertido, obviamente, pero es distinto al camino que quiero ir tomando. No sé si es a lo que estoy apuntando”, señala.
Bien podría decirse que Magdalena, su madre, acompaña sus intenciones de bajarse del rol de galán. Es que en cuanto se habló de una posible pareja de Pablo, fue la primera en responder con una contundente negativa al mejor estilo mamá gallina. Entre risas, el joven tucumano recuerda la explosión de su madre y habla de la falta de espíritu “farandulero” de su familia.
Foto: Osvaldo Ripoll
Nuevas propuestas
Desde sus primeras canciones, el futuro de Pablo empezó a forjarse frente a sus ojos. Pese a no haber recibido clases de canto hasta el casting, su formación profesional empezó a dar un giro. “El perfil al que apunto es algo que me encanta, que cuando hay un cantante, por más experimentado que sea, por más estadios que llene, siempre tenga el mismo tipo de personalidad”, dice. En ese aspecto se muestra seguro. “(Quiero ser) alguien tranquilo, que sepa lo que tiene que hacer, que sepa que esto es laburo, que no se crea el personaje que se forme en redes y que siempre esté concentrado”, cuenta sobre sus objetivos profesionales.
Con los pasos agigantados que dio sobre los escenarios, su veta como estudiante de medicina quedó pausada. “Mi sueño siempre ha sido ser cantante y ahora que se me está dando la oportunidad, creo que está muy bueno aprovecharla”, sostiene y deja claro por dónde guiará sus próximas andanzas. De hecho, planea instalarse permanentemente en Buenos Aires a partir del próximo año y seguir estudiando y haciendo presentaciones allí. El futuro es prometedor. No solo tiene dos shows pactados, uno en Buenos Aires y el otro en Tucumán el 22 de noviembre, sino que también recibió una gran noticia.
En la convivencia con los demás participantes del certamen, el joven de la voz grave descubrió nuevos mundos. Cuenta que dos de sus compañeras, fanáticas del teatro musical, le enseñaron “Hamilton”, una de las producciones más exitosas del rubro de los últimos años. “Yo no veía obras musicales. (Eugenia Rodríguez y Valentina Otero) me mostraron ‘Hamilton’ y al día siguiente me llamó Pepe Cibrián. Se querían morir”, relata con una risa pícara, pero con cariño por el recuerdo de todo lo que sus amigas le enseñaron.
Habiéndose apartado de la medicina, pero habiendo iniciado su formación en producción musical, la carrera de Cuello parece solidificarse. Aunque su camino seguirá de forma independiente y sin sus equipos, tiene compañeros que lo apoyan, ayudan e instruyen. Destaca entre ellos a sus ex contrincantes –y también amigos– del reality, Alan Lez y Thomás Guzmán; a Miguel Marengo, cantante de “Fra Tenori”; a su propio padre; y a figuras como Maxi Espíndola y Maggie Cullen, que a corta edad se hicieron un lugar en el mundo de la música.
Sus ganas de estudiar, de trabajar, de aprender y, sobre todo, la bendición recibida por parte de Cibrián, le auguran ya un gran porvenir artístico. Queda en manos de este joven tucumano, que no pierde el acento ni la risa, continuar su trabajo para consolidarse como el cantante que espera ser.



























