Cuando fallece un trabajador o un jubilado, una de las consultas más frecuentes es quiénes pueden acceder a una pensión. Aunque el momento es doloroso, conocer estos derechos es fundamental para que la familia pueda sostenerse y organizar su economía. La Ley 24.241 establece una enumeración taxativa, es decir, una lista cerrada de personas con derecho a pensión. Fuera de esos vínculos, nadie más puede reclamarla, por más vinculación afectiva o cercanía que haya existido. Por eso es importante comprender claramente quiénes son los beneficiarios y hasta cuándo cobran.
✅ Cónyuge
El/la esposo/a del trabajador o jubilado fallecido tiene derecho automáticamente, siempre que el matrimonio haya sido válido al momento del fallecimiento. Es uno de los grupos protegidos de manera directa por la ley.
✅ Conviviente
La pareja conviviente también tiene derecho, pero la ley exige acreditar la convivencia previa, porque no existe documentación formal como en el matrimonio. Los requisitos son los siguientes:
Con hijos en común: se deben acreditar al menos los últimos 2 años de convivencia en el mismo domicilio con prueba documental que acredite la antigüedad en la convivencia.
Sin hijos en común: se exige acreditar los últimos 5 años anteriores al fallecimiento, de convivencia real e ininterrumpida.
La acreditación suele hacerse con documentos que reflejen domicilio compartido, servicios, declaraciones juradas y otros medios de prueba.
✅ Hijos
La ley diferencia según su situación:
Hijos sanos: cobran la pensión hasta los 18 años de edad. Independientemente de que estén estudiando o no, la ley marca este límite de manera estricta. Es importante tener presente que, a los 18 años, la mayoría de los hijos todavía depende económicamente de sus padres: estudio, alimentación, transporte, salud, actividades… y, sin embargo, el sistema deja de cubrirlos.
Hijos con discapacidad: tienen derecho a la pensión de por vida, siempre que la discapacidad anterior al fallecimiento y haya sido evaluada y certificada por la Comisión Médica en los términos que exige la normativa. Un sistema que cubre menos de lo que se imagina. Es fundamental tomar conciencia de que el sistema previsional no reemplaza el salario completo del trabajador fallecido, sino solo un porcentaje que suele resultar insuficiente para sostener el nivel de vida del hogar. A esto se suma otro dato clave:
?? los hijos sanos dejan de cobrar a los 18 años, justamente cuando aún necesitan contención económica y acompañamiento familiar para estudiar, desarrollarse y crecer.
Por qué es imprescindible contar con protección adicional: estas limitaciones muestran la importancia de un seguro de vida bien diseñado, que proteja a la familia ante la ausencia del principal sostén del hogar. Un buen plan debe contemplar:
✅ una suma asegurada que permita sostener el nivel de vida de la familia.
✅ cobertura ante enfermedades graves, ya que éstas podrían trabajar en plena etapa productiva.
✅ planificación de ahorro para acompañar el futuro educativo y económico de los hijos.
La previsión evita que una familia quede desprotegida en momentos de máxima vulnerabilidad. El sistema previsional brinda cobertura, pero es limitada, especialmente cuando hay hijos menores de edad. Por eso es necesario anticiparnos, informarnos y tomar decisiones que resguarden la estabilidad familiar.




















