DEVASTACIÓN. Los daños causados por el huracán Melissa en Jamaica desnudan problemas como la pobreza y la urbanización no planificada.
CIUDAD DE PANAMÁ, Panamá.- Las pérdidas millonarias generadas por el huracán Melissa en Jamaica son un “yugo” que afectará a la economía del país caribeño por varios años, afirmó este domingo en Panamá un alto funcionario de las Naciones Unidas.
Melissa, que causó cerca de 60 muertos en todo el Caribe, devastó regiones enteras de Jamaica e inundó Haití y Cuba durante su recorrido de varios días por la región.
El huracán ha sido el más potente en tocar tierra en 90 años y golpeó Jamaica como un fenómeno de categoría 5, la máxima de la escala Saffir-Simpson, con vientos de unos 300 km/h.
Según un balance comunicado por el primer ministro Andrew Holness, Melissa causó en Jamaica al menos 28 muertos.
“Se estima que Melissa puede llegar a unas pérdidas económicas que son del valor del PIB de Jamaica anual”, dijo Nahuel Arenas, jefe de la oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres para las Américas y el Caribe, con sede en Panamá.
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, hizo un llamado “a la movilización de recursos masivos para enfrentar las pérdidas y los daños causados por el huracán”, según dijo el domingo su portavoz.
Según el Banco Mundial, el Producto Interno Bruto (PIB) de Jamaica en 2024 fue de casi 20.000 millones de dólares, para un país de 2,8 millones de habitantes.
“Esas son las pérdidas que por años y años van a ser un yugo en la economía de todos los jamaicanos”, agregó Arenas en declaraciones a la televisora panameña TVN.
El funcionario de la ONU también destacó que producto del cambio climático una tormenta puede pasar a un huracán de categoría 5 en 24 a 48 horas.
Según Arenas, desde el año 2000 se producen unos 90 fenómenos climáticos extremos por año en América Latina y el Caribe.
“Las grandes desigualdades que tenemos en América Latina, el problema de la pobreza, la urbanización no planificada siempre llevan a una situación de estar expuestos o estar en situación de vulnerabilidad ante los eventos de origen natural”, señaló Arenas.
“Hemos trabajado colectivamente en lograr una reducción en la mortalidad de los desastres, no así en la cantidad de personas que están afectadas y las pérdidas económicas” que generan los eventos climáticos extremos, añadió.
Necesidades básicas
Mientras tanto, a nivel del suelo, la gente camina por calles enlodadas buscando comida entre los escombros. Algunos se meten en tiendas destrozadas con la esperanza de encontrar agua embotellada u otros suministros, registró la cadena británica BBC.
Mientras aumenta el número de muertos, los residentes de Black River siguen buscando a sus seres queridos y luchan por sobrevivir, días después de que el huracán Melissa convirtiera a esta ciudad portuaria jamaicana en el epicentro de la devastación que azotó el Caribe.
Los residentes afirman haber vivido en un estado de caos durante los últimos tres días, desde que Melissa los golpeó como una de las tormentas de categoría 5 más poderosas jamás registradas en la región.
Los fuertes vientos y la marejada ciclónica arrasaron la zona, dejando las carreteras intransitables y un rastro de destrucción que los tiene cada vez más desesperados y aislados, sin electricidad ni agua corriente.
Barcos volcados yacen en las aceras. Hay edificios de ladrillo partidos por la mitad. Enormes láminas de metal retorcidas se pueden ver entre las ramas de los árboles, así como autos hechos pedazos.
Varios residentes dijeron que, hasta ayer, no habían visto camiones de ayuda en la zona y aseguraron que se ven obligados a comer lo que encuentran entre los escombros junto a las calles en esta ciudad, a casi 150 kilómetros al oeste de la capital, Kingston.
“Tenemos que usar lo que encontramos en la calle y en el supermercado”, explicó Demar Walker, sentado a la sombra. en una zona cercana al establecimiento saqueado para escapar del calor y la humedad del 80%.
Trepar
Walker contó que él y otras personas tuvieron que trepar para entrar al mercado debido a que el techo del local se derrumbó y se llevaron lo que pudieron. Dijo que lanzaron agua y artículos a otras personas necesitadas.
“No fuimos egoístas, teníamos que dar comida a los demás”, agregó.
Cerca de allí, otros relataron a la BBC el saqueo de una farmacia en Black River y describieron lo ocurrido como una situación de anarquía: gente entraba y salía con los brazos llenos de drogas y alcohol.
“Vi cómo sacaban artículos cubiertos de barro”, declaró Aldwayne Tomlinson.
“Al principio pensé que el lugar seguía abierto, pero luego me fijé mejor. Oí a una señora decir: ‘Necesito ir a comprar alcohol’. Fue entonces cuando supe que también estaban saqueando la farmacia”, narró.
Un poco más adelante, una mujer de pie sobre un montón de escombros describió la situación como “un caos total”. “No hay comida ni agua”, dijo.
“No tenemos dinero. Necesitamos ayuda. No ha llegado ninguna ayuda”, agregó Chegun Braham.
Una pareja declaró que eran dueños de varias tiendas en la zona, algunas de las cuales habían sido saqueadas. Ahora vigilan uno de sus establecimientos con la esperanza de prevenir futuros robos.
La supervivencia es la principal preocupación de la mayoría de la gente aquí.
Pero otra inquietud es el creciente número de muertos. Funcionarios de Jamaica informaron el jueves que al menos 19 personas habían fallecido en el país, un aumento considerable respecto a las cinco contabilizadas el día anterior. Otras 30 personas murieron en la vecina Haití a causa de la tormenta.
























