ZOHRAN MAMDANI. Podría convertirse en el primer alcalde musulmán de Nueva York. GETTY IMAGES
Aprende español, sonríe frente a la cámara y conquista millones de vistas en TikTok. Zohran Mamdani, político demócrata de ascendencia ugandesa y religión musulmana, es el máximo favorito para hacerse con las riendas de una ciudad que a menudo parece ingobernable: Nueva York.
Con su estilo cercano, elegante y digital, se ha convertido en símbolo de aire fresco dentro de la política estadounidense. A sus 33 años, promete “rejuvenecer” la realidad neoyorquina y sacudir las estructuras de su propio partido. Si gana, Nueva York seguiría la estela de Londres, que ya tuvo a Sadiq Khan como su primer alcalde musulmán.
Una campaña que incomoda a todos los bandos
Mamdani no lo tiene fácil. Dentro del Partido Demócrata ha despertado adhesiones y rechazos a partes iguales. Enfrente, se topa con figuras del establishment, como el ex gobernador Andrew Cuomo, y con la crítica abierta del presidente Donald Trump, quien ha respaldado a Cuomo en la contienda.
“Ya no nos esconderemos en las sombras”, declaró Mamdani en un encendido discurso a finales de octubre, en el Centro Cultural Islámico del Bronx. La frase desató una tormenta política: sus rivales lo acusaron de ser el “perfecto representante de la cultura woke”.
Pero su mensaje cala especialmente en los votantes jóvenes, para quienes representa algo más que un candidato: una ruptura con la política tradicional.
Su propuesta más resonante es la congelación de los alquileres por cuatro años, en una ciudad donde los precios de la vivienda se han disparado. Frente a acusaciones de antisemitismo y la falta de apoyo público de pesos pesados como Barack Obama, Mamdani insiste en hablarle directamente “a la gente común”.
Un programa que apunta a la justicia económica
Su plataforma se centra en la idea de “una ciudad que podamos permitirnos”. Mamdani propone construir cientos de miles de viviendas asequibles y endurecer las sanciones contra los propietarios abusivos. También plantea crear supermercados gestionados por la ciudad para bajar los precios de los alimentos básicos, transporte público gratuito en los autobuses municipales y elevar el salario mínimo a 30 dólares la hora para 2030.
Además, quiere ampliar las guarderías universales y reforzar los servicios públicos como parte de lo que llama una “agenda amplia de justicia económica”.
Para financiarlo, apuesta por gravar más a las grandes empresas y a los ingresos más altos, además de redistribuir el gasto público. Defiende fortalecer los derechos de los inquilinos, invertir en vivienda pública y rehabilitar residencias sociales.
En materia ambiental, su visión se orienta a aumentar la densidad urbana cerca del transporte público, eliminar peajes en los autobuses y reducir la huella de carbono, integrando desarrollo urbano y sostenibilidad.
Ataques, herencias y una estrategia mediática millennial
El ascenso de Mamdani ha despertado reacciones furiosas. Trump lo calificó de “lunático comunista”, algunos adversarios pidieron su deportación y otros lo señalaron por “nepotismo”, recordando que es hijo de la reconocida cineasta india Mira Nair.
Nada parece desestabilizarlo. En sus discursos combina firmeza y empatía, con un tono que conecta con la generación digital. “Ser musulmán en Nueva York es esperar indignidad. El sueño de cada musulmán es ser tratado como cualquier otro neoyorquino. Pero durante demasiado tiempo nos dijeron que pidamos menos que eso y soportemos el odio en silencio. Nunca más”, se defendió.
A medida que avanzan las encuestas, la meta que parecía inalcanzable se vuelve más posible.
La apuesta del ala progresista demócrata
Para muchos analistas, la carrera de Mamdani es una prueba decisiva para el ala progresista del Partido Demócrata, justo antes de que el país empiece a perfilar sus cartas de cara a las próximas presidenciales.
El desenlace podría influir incluso en las aspiraciones de figuras como Alexandria Ocasio-Cortez, quien ve en Mamdani un modelo de éxito para la nueva izquierda demócrata.






















