Hija de ciclistas, dueña de una raqueta: la historia de Luisina Giovannini, la nueva ilusión del tenis argentino
La cordobesa Luisina Giovannini de 18 años, nacida en Coronel Moldes, ya es la quinta mejor raqueta del país y acumula nueve títulos profesionales. En el WTA 125 Tucumán volvió a mostrar su madurez y su templanza, más allá de la derrota ante la chilena Antonia Vergara Rivera.
Luisina Giovannini cayó en octavos de final contra la chilena Antonia Vergara Rivera. Prensa oficial/Butty Fotos.
Hay jugadoras que llegan al tenis como destino y otras que lo eligen como desafío. Luisina Giovannini pertenece a las segundas. Nació hace 18 años en Coronel Moldes, un pueblo cordobés de casi 11 mil habitantes, y desde ahí construyó, golpe a golpe, una historia que se sostiene en la constancia. Hoy, con apenas 18 años, es la quinta mejor argentina del ranking WTA (puesto 279) y una de las mayores promesas del tenis nacional.
Su presente es brillante: viene de conquistar los W35 de Pergamino y de Chacabuco, dos torneos consecutivos bajo la órbita de la Asociación Argentina de Tenis, y suma nueve títulos profesionales, siete de ellos logrados en el país. En Tucumán, cayó en octavos de final del WTA 125 ante la chilena Antonia Vergara Rivera, pero su paso dejó una huella de madurez y crecimiento.
“Estoy súper contenta de estar de nuevo en Tucumán. He venido un par de veces y siempre es lindo volver a un lugar donde te hacen sentir bien. Eso también se nota dentro de la cancha”, contó en diálogo con LA GACETA.
El torneo la encontró más serena. Sin urgencias, sin ansiedad. “Estoy contenta con lo que vengo haciendo, sin ponerme objetivos de ranking. Paso a paso, partido a partido, disfrutando del proceso. Sé que tengo mucho tiempo para jugar al tenis, así que tranquila”, explicó.
Luisina aprendió temprano que el deporte no es solo una secuencia de victorias. También es caída, y levantarse. “El deporte te exige a un nivel extremo, pero para eso tenemos un equipo atrás al 100%. Te hace caer, pero eso es lo lindo: desafiarte a volver a levantarte y seguir. Con trabajo, todo llega”, reflexionó.
A su corta edad, Luisina Giovannini ya acumula un recorrido que impresiona. En el último año conquistó los W35 de Pergamino y Chacabuco, torneos que se jugaron en semanas consecutivas y la consolidaron entre las mejores del país. Antes había festejado en el W15 de Córdoba, Luján y Neuquén, además de los W35 de Buenos Aires, Pergamino y Chacabuco. En total suma nueve títulos profesionales, siete de ellos en suelo argentino.
Su historia familiar también se sale del molde. “Nadie en mi familia juega al tenis. Mi papá fue ciclista, mi mamá también. Venimos de una familia de deportistas, pero ninguno agarró una raqueta. Yo empecé a jugar y mi papá dejó el ciclismo para acompañarme. De a poco se fueron metiendo y ahora están a full conmigo”, contó emocionada. ¿Y la bicicleta? “Sí, me lo propusieron, pero la bici no es lo mío. Agarré la raqueta y me quedé con esto”, indicó.
En su voz hay una mezcla de convicción y ternura, la de quien está aprendiendo a convivir con los viajes, las derrotas y los sueños grandes. “Ahora estoy empezando a jugar este tipo de torneos, que ya son de otro nivel. Me da mucha alegría poder entrar con mi propio ranking y, encima, hacerlo en Argentina. Tener torneos en casa, cerca de tu equipo y de tu familia, es algo hermoso. No sabemos si estas oportunidades se repiten”, aseguró.
Su sueño no se mide en puntos ni en rankings. “Seguir creciendo como jugadora y como persona. Disfrutar del camino, sin presiones. Las cosas llegan cuando tienen que llegar.”
En Tucumán no levantó un trofeo, pero sí dejó claro que el suyo es un tenis de cicatriz: resistente, sereno y en movimiento. Como su historia.























