Esto le pasa a tu cuerpo si comés ajo todos los días: los beneficios y riesgos que tenés que conocer

Las propiedades del ajo se manifiestan con mayor claridad cuando se incorpora de forma regular en la alimentación y se mantiene como hábito.

Esto le pasa a tu cuerpo si comés ajo todos los días: los beneficios y riesgos que tenés que conocer
15 Noviembre 2025

Durante siglos, el ajo fue un alimento valorado por distintas culturas por su capacidad para intervenir en funciones esenciales del organismo. Su combinación de compuestos activos explica por qué, más allá de su aroma persistente, este ingrediente sigue siendo considerado un recurso natural con amplio impacto fisiológico.

Las propiedades del ajo se manifiestan con mayor claridad cuando se incorpora de forma regular en la alimentación y se mantiene como hábito. Al hacerlo, puede activar mecanismos de protección celular, fortalecer la respuesta inmune y contribuir al funcionamiento cardiovascular. La presencia de sustancias sulfuradas es clave en esos procesos, ya que aportan efectos antioxidantes, antimicrobianos y antiinflamatorios.

Sin embargo, su potencia también puede generar molestias en personas con sensibilidades digestivas o condiciones previas. Por eso, el equilibrio es fundamental: aunque sus beneficios están documentados por especialistas, no se trata de una solución aislada ni universal. La forma de preparación, la cantidad consumida y la tolerancia individual determinan en qué medida el cuerpo recibe sus efectos de manera favorable.

El ajo puede convertirse en un aliado del sistema inmunológico gracias a la alicina, un compuesto con acción antimicrobiana que impulsa la eficiencia de las defensas del cuerpo. Esta sustancia participa en la modulación de citocinas y contribuye a reducir el impacto de ciertos patógenos. Algunos estudios preliminares sugieren que quienes consumen extracto de ajo pueden atravesar menos días de enfermedad, aunque los especialistas aclaran que se necesitan más investigaciones para confirmar esos resultados.

En el terreno cardiovascular, diferentes investigaciones detectaron efectos moderados pero favorables: leves descensos del colesterol total y del colesterol LDL (“malo”), así como reducciones promedio en la presión arterial sistólica y diastólica. Estos cambios se vinculan con los compuestos sulfurados, que favorecen la producción de óxido nítrico, una sustancia que mejora la vasodilatación. Los expertos remarcan que estos beneficios aparecen solo cuando el ajo forma parte de una alimentación equilibrada.

Efectos en la digestión

A nivel digestivo, el bulbo puede estimular la flora intestinal, promover el crecimiento de lactobacilos y favorecer la actividad de ciertas enzimas. Sin embargo, su alto contenido en FODMAPS puede generar síntomas molestos en personas con sensibilidad gastrointestinal, especialmente quienes padecen síndrome de intestino irritable o disbiosis.

El ajo también aporta pequeñas cantidades de vitaminas y minerales que cumplen funciones complementarias en el organismo. Entre ellos, se destacan la vitamina B6, la vitamina C y oligoelementos como manganeso, selenio, hierro y cobre, todos fundamentales para procesos enzimáticos, transporte de sustancias y mecanismos antioxidantes.

A pesar de sus múltiples beneficios, consumir ajo todos los días puede causar efectos secundarios. Los más frecuentes incluyen flatulencias, mal aliento, distensión abdominal, reflujo y acidez. Además, los compuestos sulfurados se liberan a través del sudor, lo que genera el característico aroma en la piel. Las personas con problemas digestivos suelen experimentar con mayor intensidad estas molestias.

Una advertencia importante recae sobre quienes utilizan medicación anticoagulante. El ajo puede potenciar su efecto debido a su acción antiplaquetaria, lo que incrementa el riesgo de sangrado, especialmente si se consume en exceso o antes de una cirugía. En esos casos, los especialistas recomiendan una supervisión médica para definir las cantidades seguras.

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