La violencia contra la mujer “excede los muros de las casas y requiere también respuestas integrales como las políticas públicas” dijo una de las panelistas invitadas al programa “Panorama Tucumano” del martes pasado, donde se debatió en extenso este problema que marca a fuego a nuestra sociedad y al que no se le ha podido poner freno. Con nueve femicidios en la provincia en lo que va del año -se incluye la tragedia ocurrida ayer en un asentamiento en Tafí Viejo- se consolida una dramática estadística que muestra que, mientras el gobierno muestra orgulloso cifras del descenso de la criminalidad violenta en cuanto a homicidios -se cuentan 33 en total, con una baja del 50% con respecto a 2024- y en cuanto a delitos contra la propiedad -los números descendieron un 30%- en lo que tiene que ver con acciones homicidas contra las mujeres los datos muestran el tremendo crecimiento. Además hay que mencionar la cantidad de circunstancias que acompañan esa violencia sin que sean tenidas en cuenta.
En el programa se habló de la tragedia de Paola Tacacho, perseguida por un acosador que la terminó matando después de haber sido denunciado 22 veces por ella. El caso, que derivó en la expulsión del ex juez Francisco Pisa, conmocionó a la sociedad hasta el punto de generar amplio debate sobre la violencia de género, pero, al decir de una amiga de Tacacho, no ha derivado en cambios profundos en el sistema judicial ni en un estudio del comportamiento de quienes, además del juez, debieron recibir las denuncias y tratar el tema. Con algunas excepciones como que se actúa con más rapidez ante las denuncias, el sistema no se ha modificado. Tampoco se ha consolidado la capacitación por la ley Micaela a la que están obligados todos los empleados del Estado.
También se habló del caso de la presidenta de México, víctima de un acosador, y del triple crimen de Florencio Varela, que más allá de causar enorme conmoción por el horror de sus características, al decir de una de las panelistas “se tomó en cuenta la vida personal de las víctimas, que fue justificatorio para sus muertes”.
Se habló de los pequeños actos que conforman una cultura machista, como el piropo en la calle -que no es otra cosa que acoso callejero de parte de desconocidos hacia las mujeres- y los distintos estereotipos de género que apenas han sido visibilizados socialmente en la última década, aunque no erradicados. “Los estereotipos de género son la base de la violencia. Esta no es sólo el golpe, que es el acto más visible, que es el femicidio, el acto más cruel, sino que son la punta de iceberg. Debajo hay muchas manifestaciones que son sutiles y aparecen invisibilizadas”, añadió otra panelista.
A modo de conclusión en el panel se mencionó la necesidad de agrandar la mirada del mundo de la política sobre esta crisis que nos está marcando, en momentos en que a nivel nacional han sido desarmadas oficinas y áreas dedicadas al cuidado de la mujer, y abordar el problema a fondo en el sistema educativo, desde la escuela misma.





















