Al cabo de un breve tiempo de intervención, que siguió a lo que había sido un largo descalabro institucional, la ciudad de Alberdi recuperó la normalidad y está terminando de nombrar funcionarios y operarios. “Alberdi hoy tiene un intendente, un Concejo Deliberante y un municipio funcionando. Me voy con amigos y sin ningún enemigo. Puedo caminar por sus calles tranquilo”, dijo el ex interventor, a modo de reseña de su gestión, que abre la puerta a examinar lo que se hizo y lo que falta hacer. Es que, como dijo el ex responsable del Ejecutivo municipal, “había mucha confrontación social, mucha pelea entre vecinos. También desorden administrativo y en los servicios públicos”.
También había una serie de irregularidades que terminaron con el ex intendente y su esposa (legisladora) y otras personas, acusados en la Justicia Federal, además de la investigación que ha llevado a cabo la Justicia local.
Fue necesaria, además de la intervención política, una intensa ayuda del Gobierno provincial para una ciudad que se encontraba colapsada por los desbordes de líquidos cloacales y por los cortes de calles a raíz de las obras inconclusas del acceso. A la fecha, si bien se han reanudado las tareas sanitarias y de obras, la ciudad sigue en crisis, aunque no hay desbordes cloacales y se le aportó un camión desobstructor y dos camionetas a la SAT para el municipio. Pero la crisis sanitaria en una ciudad de unos 40.000 habitantes con cloacas para 15.000 se mantiene. Tampoco hay tratamiento adecuado de residuos, que van a un predio al aire libre.
Por ello, mientras la Justicia investiga las irregularidades denunciadas y la ciudad intenta normalizarse, sería interesante que se profundice la radiografía realizada con un informe sobre el desorden administrativo y en los servicios públicos hallado, así como el esquema que recibió el nuevo jefe municipal. Y a partir de allí analizar cómo se van a hacer realidad las propuestas de su nueva administración.
Alberdi está en una zona atractiva para la producción. Además del tabaco, que se encuentra en declinación en estos tiempos, en Alberdi hay gente dedicada a cultivos y exportación de limón, papa, naranja, arándano y caña de azúcar y se dice que, como en otras zonas de las yungas tucumanas, hay ideas para cultivos de café.
La ciudad fue descripta por el ex interventor como “absolutamente tranquila, profundamente amigable”. Cuando se decidió la intervención de Alberdi la provincia entró en debates sobre la forma en que desarrollan su vida los municipios del interior, algunos convertidos en feudos familiares sin que se los haya cuestionado. Pero el caso de Alberdi disparó alarmas con respecto a los riesgos que acechan en los lugares alejados y no sometidos al debate público. Ciertamente que esta ha sido una situación en verdad extraordinaria, pero de esta experiencia vendría bien sacar provecho para mejorar la institucionalidad y que las otras circunscripciones miren con ojos críticos lo sucedido allí y aprender de ello.





















