Inquietud por los retos virales con alcohol

26 Noviembre 2025

A raíz de la tragedia de una joven en Colombia se advirtió sobre los riesgos de los retos virales con alcohol. Según una encuesta hecha entre estudiantes secundarios, en Tucumán más del 60% de los alumnos de nivel medio se alcoholiza; la edad de inicio es a los 13 años y ocho de cada 10 mezclan estas bebidas con energizantes. El toxicólogo Alfredo Córdoba, consultado por las consecuencias de los atracones de bebidas que se ven cada vez más en los hospitales, advirtió sobre los riesgos en la salud, que en la juventud no se perciben. Y el secretario de Políticas Integrales Sobre Adicciones, Lucas Haurigot Posse, habló acerca de la naturalización del fenómeno. Dijo que en talleres y espacios de prevención los propios adolescentes “lo cuentan abiertamente, sin ningún tipo de pensamiento crítico”.

Se trata de un problema de largo arraigo que vuelve a tener visibilización con estos desafíos. Según el psicólogo, estos retos encuentran terreno fértil en la adolescencia, una etapa marcada por transformaciones profundas: construcción de identidad, definición de personalidad, inicio del despertar sexual y búsqueda de pertenencia. En este contexto, la percepción de riesgo es muy baja y, a la vez, aparece un fuerte sentimiento de invulnerabilidad. Bajo esta lógica, muchos desafíos peligrosos se viven como un juego, una forma de diversión y hasta una manera de demostrar valentía frente al grupo de pares. La viralización en redes sociales y el consumo intensivo de entornos digitales en niños y adolescentes potencian aún más esa exposición, explica. Además, entre los jóvenes se ha instalado la idea si no hay alcohol, no hay diversión, advierte el funcionario, y así lo ratifican testimonios de adolescentes consultados. A esto se añade el hecho de que entre los mismos adultos suele haber una baja percepción del riesgo del consumo de alcohol, que está asociado al festejo, la diversión y los momentos de bienestar. Por ello, desarmar esa idea se ha vuelto un eje central del trabajo preventivo, sostuvo el secretario, que advierte sobre la responsabilidad de los adultos en esta toma de conciencia del riesgo para los jóvenes.

En consecuencia, aconseja hablar del consumo de alcohol sin ser especialistas; acompañar y supervisar, porque los adolescentes necesitan guía y contención; escuchar antes de aconsejar, porque los adultos suelen reaccionar con sermones y eso solo hace que los chicos se cierren; y educar con el ejemplo, ya que difícilmente tomen en serio un mensaje de moderación si en el entorno familiar el consumo excesivo de alcohol aparece como algo gracioso o normalizado.

Recapitulando, la tragedia de la adolescente en Colombia visibiliza una realidad que viene desde hace mucho tiempo, que interpela a la sociedad sobre lo que se hace y sobre lo que debe hacerse frente a una problemática compleja. Los expertos aportan su experiencia y los datos y hacen sus advertencias. Las autoridades han creado instituciones para el control, como el IPLA, pero la realidad parece desbordarse. Falta que haya debates más serios en el seno de la sociedad para tomar conciencia y actuar para prevenir emergencias.

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