JAVIER MILEI. ARCHIVO / EFE
El presidente Javier Milei viajará a Brasilia el 17 de diciembre para la cumbre del Mercosur, un gesto que valida institucionalmente el escenario que Luiz Inácio Lula da Silva preparó meticulosamente: la firma del histórico acuerdo con la Unión Europea.
La presencia del argentino no es un dato menor. En medio de una relación bilateral fría y cargada de pirotecnia verbal, Milei elige ocupar su silla en un momento decisivo. El acuerdo, que se firmará el 20 de diciembre, pone fin a más de dos décadas de marchas y contramarchas, creando un gigante comercial de alcance global.
La estrategia de la Casa Rosada
El Gobierno argentino entiende que ausentarse sería un error estratégico. Pese a las tensiones con Lula, Milei necesita mostrar a la Argentina integrada al mundo y receptiva a las inversiones. El tratado con Europa, aunque sus efectos reales se verán recién en el mediano plazo, encaja con la narrativa de apertura económica de La Libertad Avanza.
En Brasilia respiran aliviados: la foto de familia del Mercosur estará completa. Lula necesita esa imagen de cohesión para blindar el acuerdo frente a las críticas internas de ambos lados del Atlántico. Mientras los industriales del Mercosur miran con recelo la llegada de manufacturas europeas, y los agricultores franceses protestan contra los granos sudamericanos, los presidentes apuestan al volumen político del anuncio.
El viaje de Milei, que incluirá una escala previa en Estados Unidos, confirma que la diplomacia presidencial ha entrado en una fase donde los intereses comerciales comienzan a pesar más que las afinidades personales.






















