FOTO DE FAMILIA. Todos los ganadores y los postulantes a los premios Artea en el escenario del teatro San Martín, tras la entrega de las estatuillas.
Los premios Artea tienen como característica particular que no distinguen entre el teatro independiente y el oficial. Así, todas las obras que compiten entran en igualdad de condiciones, aunque su mecanismo de producción haya sido diferente: mientras que las obras del Teatro Estable de la Provincia deberían contar con un amplio respaldo institucional, las realizadas por los particulares sortean desafíos económicos a cada paso, más con los pocos fondos que aporta el Estado y la inacción del Instituto Nacional del Teatro en subsidios a la producción (muchos de los discursos de agradecimiento estuvieron orientados a reclamar su continuidad).
La gala de consagración de los nominados de este año por la filial local de la Asociación Argentina de Actores y Actrices -dedicada a Manina Aguirre-, realizada en el teatro San Martín en la noche del jueves, evidenció la permeabilidad entre ambas experiencias escénicas. El gran ejemplo está marcado por el triunfo arrasador de “Victoria Park”, la gran vencedora de la velada con seis estatuillas de las 11 a las que aspiraba.
Una característica especial es que la totalidad del vencedor elenco del grupo independiente El Atelier está integrado por actores y actrices (incluyendo al director y también a la escenógrafa), que trabajan en el ámbito estatal. Es una evidencia de cómo dos experiencias terminan retroalimentándose y que las fronteras son cada vez más difusas.
“Victoria Park” es un texto de Rafael Nofal, figura señera dentro de la dramaturgia regional, quien marcó una era destacada. Es un relato que sigue vigente sobre el manejo del poder, las intrigas y las perversiones sociales, acotada a un parque ambulante de diversiones, donde los veteranos y desgastados payasos comparten pista con un deforme, un príncipe y una doncella. La apuesta dirigida por Ignacio Hael en su sala privada le valió la galardón a mejor obra de la temporada 2025 y además le valió estatuillas tanto en rubros técnicos como escenografía (para Sofía Seidán) e iluminación (para Hael) como en actor de reparto para José María Risso y protagónico en drama para Sergio Domínguez; también ganó en el rubro Espectáculo de Varieté.
Infantil y musical
Con una estatuilla menos se reconoció el trabajo para toda la familia de “Las olorosas aventuras de William Calderón”, de Cristian Palacios, resaltando una puesta infantil dentro de los grandes títulos del año. Fue premiada como mejor comedia y mejor espectáculo para niños y niñas; banda sonora original (Máximo Gómez, quien la dirige); actor revelación para Lucas Acevedo y protagónico en comedia para Lucas Ferrán Gómez.
El autor vuelve a trabajar sobre uno de los temas que más le preocupa: el deterioro del ambiente por la acción del hombre, y este domingo tendrá su última función del año en La Colorida.
Con tres estatuillas, la lista de vencedores tiene a la intensa “Crujiente de mortadela”, ganador en mejor drama; texto dramático tucumano por la creación colectiva de Pablo Vera, Federico Cerisola y César Domínguez, y dirección para este último. El planteo es un tour de force entre dos personajes que se autodefinen como monstruosos, en lo que aspira a ser la síntesis de un país agobiante, contradictorio, exigente y confuso.
También se alzó con tres premios “Yiya, el musical” (se impuso en comedia musical, actor de reparto en comedia para Manuel Villarubia Norri y diseño de maquillaje y caracterización para Manuel Ibañez y Ariel Bustos), que mañana tendrá su despedida de escena en el teatro San Martín. La versión tucumana bajo la dirección de Diego Ledezma se aleja del tratamiento convencional y formal del caso de Yiya Murano, la envenenadora de Monserrat, que se reinstaló con fuerza en estos meses en el campo del documental y la ficción de la pantalla chica. Antes que el streaming, Ricky Pashkus la puso en escena, con libreto de Osvaldo Bazán y música de Ale Sergi, con una buena carga de humor negro.
El involucramiento del Ente Cultural en la realización de “Marat/Sade”, el texto de Peter Weiss que signó los años 70, permitió realizar un año de trabajo con el elenco estable antes de su estreno en julio. Si bien la obra llegaba con múltiples nominaciones, la cosecha fue escasa ya que sólo se llevó una estatuilla pero de peso: Jorge Gutiérrez fue distinguido como mejor director (compartido con Domínguez). La puesta tendrá hoy su función despedida, desde las 21 en la sala Orestes Caviglia (San Martín 251).
Actrices destacadas
Liliana Sánchez, en tanto, ganó como actriz protagónica de drama por “Ese palomo herido”, donde Hael la dirigió por el Teatro Estable sobre textos de Federico García Lorca. El género clown se hizo presente con “Elogio fúnebre”, el debut como director y dramaturgo de Gero Mohedano abordando el delicado tema del suicidio desde el humor desestructurado y desafiante que tiene este género. En cada función el elenco distribuía números de contacto para asistencia psicológica y así afrontar los malos momentos. Su labor en esta puesta le valió el premio a mejor actriz de reparto a Julieta Ascárate.
En tanto, como actriz revelación la estatuilla fue para Nora del Carmen Dip por su trabajo en “Jettatore”. Sorprendió que haya quedado desierto el rubro actriz protagónica de comedia, donde no hubo nominaciones por parte del jurado.
La apuesta por los grandes clásicos que desarrolla Ricardo Salim desde su Fundación Teatro Universitario le da frutos todos los años. En esta ocasión, “Tartufo”, la inmortal descripción de la hipocresía de Molière, le valió el premio al mejor diseño de vestuario; en tanto que por “La Celestina”, del español Fernando de Rojas, Sandra Virgolini ganó como actriz dramática de reparto. Las dos obras tienen en común que abordan conductas contrarias a la moral, que no han cambiado en el fondo pese al paso de los siglos.
El mejor monólogo fue “Barrio Viajantes”, un biodrama de Pedro Noli quien bucea en una infancia en los años 90 inicialmente idealizada, que luego toma otro tono cuando evoca las dificultades familiares y el clima represivo de la dictadura militar, dentro de un género que cada vez tiene más adeptos.
Y en mejores efectos técnicos y/o especiales, el galardón fue para “Una historia con paraguas”, la apuesta para toda la familia que dirige Hugo Galván con la seductora estética del teatro negro que permite al público jugar con el asombro.
Emoción a flor de piel: la sensibilidad de Manina Aguirre
Los premios Artea 2025 llevan el nombre de Manina Aguirre en reconocimiento a la labor de la actriz nacida en Buenos Aires pero formada en Tucumán, donde desarrolla toda su labor escénica. Su agradecimiento estuvo atravesado por la emoción luego de que se proyectaron mensajes de sus familiares, y recordó cuando, al ingresar a la Licenciatura de Teatro de la Facultad de Artes de la UNT, el profesor Fernando Godoy les reclamó pasión, que ella vuelca en cada una de sus actuaciones. Cuando Sandra Maldonado hizo un número musical de flamenco, Aguirre tocó las castañuelas. Los discursos de los ganadores giraron en reclamar más apoyo estatal al teatro independiente, tanto provincial como nacional; la protección a las personas con discapacidad y el respeto a la comunidad gay y trans.
























