Qué dice la psicología de las personas que eligen no maquillarse. FREEPIK
El uso de maquillaje fue, durante siglos, una herramienta para la conformación de estructuras sociales. Quienes deciden aplicarlo tienen la intención de realzar, modificar o mejorar ciertos rasgos faciales o de otras áreas como el cuello o el escote. Sin embargo, el movimiento de reivindicación natural está motivando a miles de individuos a prescindir de los cosméticos.
La aplicación de correctores, bases, delineadores y labiales puede revelar una variedad de facetas de la personalidad, aunque estas pueden ser bastante diversas. Diferentes personas pueden adoptar estilos de maquillaje distintos buscando ya sea compensar una baja autoestima o, por el contrario, incrementar su presencia o impacto. Pero, ¿qué subyace en la mente de aquellos que deciden no usar ningún producto cosmético?
El significado psicológico de evitar el maquillaje
El hábito de prescindir del maquillaje podría interpretarse como una señal de mayor aceptación y conformidad con la propia imagen. Asimismo, puede representar un acto de rechazo o protesta explícita contra los estándares de belleza preestablecidos. Estas interpretaciones provienen de las investigaciones citadas por la Dra. Tara Well, del departamento de psicología en la Universidad de Columbia.
Desde las civilizaciones más antiguas, el maquillaje se utilizó para alinearse con las exigencias sociales de belleza. Las personas que eligen no maquillarse en la actualidad podrían estar cuestionando activamente esas normas culturales impuestas de forma arbitraria.
Otro factor esencial detrás de esta elección es la conveniencia, ya que para muchas personas el proceso de aplicación y mantenimiento de los cosméticos puede resultar agotador o innecesario. En este sentido, un rostro al natural se relaciona con un estilo de vida más funcional y relajado.
Una de las motivaciones identificadas detrás de esta decisión es el deseo de ofrecer un cuidado superior a la piel. Esto sugiere una priorización de la salud dérmica por encima de la pura estética. El enfoque de "cara lavada" fomenta la autoaceptación y desliga la noción del valor de una mujer de su apariencia física.























