Las rutas del interior son eje central de la vida en las comunidades y de la producción. “La infraestructura vial es un problema social. Cuando no hay rutas en condiciones, la zona no se desarrolla”, dijo Gonzalo Blasco, dirigente de la entidad agraria Apronor. El tema ha sido planteado con todos sus matices en el ciclo Panorama Tucumano, donde se hizo un recorrido por dos de las zonas afectadas, que el agro considera de tratamiento urgente, en las que se recogió testimonio de los vecinos, así como se consultó al ministro de Obras, Infraestructura y Transporte Público, Marcelo Nazur, quien expuso sobre hechos y proyectos del plan estratégico que combina rutas turísticas, productivas y rurales.
En lo que hace a las rutas 321 y 334, el diagnóstico y los relatos de productores y de vecinos son demoledores. La circulación por esos caminos está sumamente afectada, tanto en demoras como en cortes, desvíos y roturas de vehículos. A veces las poblaciones quedan aisladas; los pobladores tienen complicaciones para trasladarse a otras localidades, se afectan la asistencia escolar y los requerimientos sanitarios o el intercambio comercial. Los productores padecen o por las demoras a causa de los desvíos, el encarecimiento de costos y de fletes y las reparaciones que deben afrontar los transportistas cada vez que entran a zonas donde, dicen, “el camino rompe el camión”. La 321 -que va de Macomitas a Los Ralos y finaliza en Ranchillos- es famosa porque se dice con ironía que es más fácil circular por la banquina que por la misma ruta, a causa de los baches que tiene en toda su extensión.
La 334, que une La Cocha con Taco Ralo, se ha ido destruyendo en las últimas décadas a medida que avanzaba el desmonte de los bosques hasta la montaña en Catamarca. Esta carretera está en el centro de la zona afectada por la bajada de aguas entre el río San Francisco -que de ser arroyo tranquilo hace 40 años pasó a torrente que destruyó el puente y la ruta hace dos décadas- y el río Marapa. Es en esta zona donde ocurrieron las emergencias que llevaron a la inundación de La Madrid en 2017. Esta carretera conecta las producciones con las rutas 157 y 38, que van camino hacia los puertos y son destinados a exportación y a los grandes centros de la Argentina, como Córdoba, Santa Fe y Buenos Aires.
El gobierno ha señalado que hay un proyecto listo para la 321, que podría llevarse a cabo antes de dos años. La 334, en cambio, arrastra complicaciones que han sido expuestas y diagnosticadas en el extenso trabajo de la comisión de emergencia por La Madrid. De allí salieron unos pocos trabajos pero no las obras de reparación integral. Por ello el ministro pidió paciencia y dijo que se están tratando de buscar la manera de resolverlo. En cambio sí ha señalado que se ha reparado la ruta 329, que hasta 2024 figuraba en el listado de prioridades para Apronor, al igual que la ruta 334.
El desafío, como se dijo, es afianzar el diálogo para recuperar rutas y potenciar la producción y las oportunidades para las poblaciones. De allí deberían salir estrategias no sólo para encontrar el modo de hacer frente a estas urgencias sino para hacer del mantenimiento de los caminos una verdadera política de Estado y evitar que el deterioro constante.






















