“América para nosotros (incluido el patio trasero)”

“América para nosotros (incluido el patio trasero)”
Hace 19 Hs

Carlos Duguech

Analista internacional

El ex presidente de EE.UU. James Monroe - el 2 de diciembre de 1823 en una parábola que desde su país dibujaba hacia los países e imperios colonialistas europeos- estaba lejísimo de suponer que se congelaría una expresión suya como una frase “multiuso”: “América para los americanos”, su afirmación abarcativa de entonces. No de “ayer”. Significativamente, desde hace doscientos años. Tal y como estuviera formando parte de un testamento hológrafo de George Washington. Transmutaba las personalidades y facultades de los gobernantes de su país a un nuevo status, más abarcador: el de dueños y señores donde la planta de sus botines hollaren tierra nueva. Tierra americana. De toda la América, al modo que fuere necesario y oportuno pivotando en el exclusivísimo criterio de USA. Con la Declaración de Independencia del 4 de julio de 1776 que apartaba definitivamente a las colonias del dominio británico, nacen en el contexto mundial, los Estados Unidos de América. La utilización del término América adquiere, en el lenguaje cotidiano de los EE.UU., una significación azas abarcadora . Se asemeja a una “confesión de parte” en un proceso judicial que prescinde de otras pruebas en el proceso. Es que para los EE.UU. la América es, conceptualmente, una expresión continental. Que, sin embargo, le da nombre al país: USA (United States of América).

Y, en los hecho - es lo que cuenta- la apropiación del término “America” no se queda en sólo eso. Se corporiza en decisiones instrumentadas por la “Secretaría de Estado” desde Washington. Y ello porque no halla cortapisas a su accionar, ése que es cuasi lindante con el despotismo. El emulador de los tan cuestionados mandatos del mismísimo Kremlin de los tiempos de la gerontocracia de comunistas de salón ejercida por los Leonid Brézhnev, los Yuri Andropov, los Constantín Chernenko. Tiempos revertidos. Y para siempre, por el accionar de un carismático revolucionario como Mijail Gorbachov. Ese “demoledor del Muro de Berlín”, más que nadie propuesto para el histórico proceso, se fue con las llaves del reino. El de la URSS que dejó a la luz del día con cielos abiertos y sin custodia. Claro, hizo la revolución desde el corazón mismo, infartado, de la Revolución Rusa en su declive histórico.

Padrinazgos de USA

Una lista de los países de América Latina que sufrieron la intervención con cambio de gobierno (solapada, o semi-abierta, de los EE.UU.) incluye a Bolivia, Brasil, Cuba, Chile, Guatemala, México, Haití, Nicaragua, Panamá, República Dominicana o de apoyo a gobiernos militares en el continente sudamericano y del Caribe en tanto su gestión fuese abiertamente contra el comunismo en plena guerra fría. En el territorio de los EE.UU. el miedo sembrado por el accionar iniciado por el senador republicano Joseph McCarthy que plasmó con su tempestuoso accionar el “macartismo”. Armas suyas fueron el miedo, la delación rentada, las acusaciones sin pruebas. Las listas negras en casi todos los ámbitos. Especialmente en el de los intelectuales y hasta en lo ligado con la rutilante Hollywood. Era la especial coraza en la guerra fría contra la probable y repudiada influencia del comunismo que derivó en injustas condenas sociales, por un lado, y segregación social por otro. Y, particularmente, durante la guerra en Vietnam.

Un caso que muy de cerca se arrima a nuestra soberanía e independencia es el llamado “Plan Cóndor”, ungido como plan maestro de acción directa en 1975. Ese que nos hacía -como país- formar parte de un elegido conjunto de países sudamericanos que – oh, casualidad- eran gobernados por dictaduras. Dictaduras militares, corresponde precisar. Aquella figura de la “mancha de aceite” que tan gráficamente expone una contaminación dinámica de espacios y sistemas sociales, fue el accionar en el Plan Cóndor. Se cristalizaban disposiciones y medidas extremas para combatir -a como resulte- para el éxito en el emprendimiento, tales como secuestros, desapariciones, torturas, asesinatos. Una colección de perversidades operativas para aniquilar la simiente catalogada grosso modo, de comunistas. Así fuesen no más que simpatizantes intelectuales no operativos o desembozados o activistas a todo o nada con sus violencias armadas, de perfil terrorista.

En suma, el Plan Cóndor patentizaba el dominio real y efectivo en tiempo cierto del sistema estadounidense de gestión política encubierta con nutrida intervención de la CIA. En su página web establece, para quienes quieran saberlo, que su función principal es “recopilar, analizar y difundir inteligencia sobre asuntos extranjeros para la seguridad nacional, sin enfocarse en ciudadanos estadounidenses”.

Por cierto que la efectividad de esta agencia está centrada en el adiestramiento de sus integrantes para “promover la seguridad nacional”. Reporta al presidente de los EE.UU., directamente. Utiliza los más sofisticados métodos y herramientas para la obtención de información útil para lo que se estima “seguridad de los EE.UU.”. En cualquier lugar del mundo. Un rostro visible de la estrategia de seguridad de los EE.UU. está configurado por la cantidad de bases militares localizadas en distintos lugares del planeta. más de 750. Muchas en Europa, principalmente en Alemania, Reino Unido e Italia. Y en Corea del Sur, Japón y Filipinas y en Medio Oriente (Catar, Emiratos Árabes Unidos, Kuwait). Tambien en el continente africano (Niger, Yibuti) y en lugares más cercanos del Caribe: Guantánamo, Cuba, arrendado desde hace más de un siglo (Desde 1903) con una situación de singulares características: EE.UU. venía abonando alquileres que, desde una decisión de Fidel Castro, Cuba no acepta tales pagos para no consentir semejante ocupación donde impera la bandera estadounidense en una Base Naval de la Bahía de Guantánamo. En una Cuba que, como consecuencia de la “Crisis de los misiles (soviéticos)” de Octubre de 1962 durante el gobierno de John Kennedy, permanece embargada en sus capacidad de intercambio con los EE.UU. En la última Asamblea General de la ONU que este año promovió el levantamiento de las restricciones con Cuba, por primera vez Argentina votó en contra (eran 7 los negativos, entre ellos los de siempre: EE.UU e Israel). Pésima medida de política exterior del gobierno argentino. A la hora de requerir en ONU votos en favor de Argentina por Malvinas sorprenderán abandonos de apoyos de algunos países. Eso es malo. Peligroso.

La emblemática OEA

Tres años después de la creación de Naciones Unidas (1945) el 4 de junio de 1948 se crea la Organización de los Estados Americanos (OEA). La integran actualmente 35 Estados Miembros (de América del Norte, Central, del Sur y del Caribe). Cuba, entre los fundadores, tenía suspendida su membresía en la OEA (desde 1962) aunque se anuló la decisión del suspenso pero Cuba ni ingresó otra vez. Entre los objetivos se instala en primer lugar “promover la paz, la democracia, los derechos humanos, la seguridad y el desarrollo integral en las Américas. Un auspicioso conjunto de objetivos que, sin embargo, patentizan en algunos casos cuán lejos se instala la realidad de los sanos propósitos enunciados durante la fundación de la OEA. Las democracias desvirtuadas en Nicaragua, Venezuela y Cuba donde los propósitos virtuosos insertos en la Carta de la OEA no hallan correlación con la realidad de esos países. Entre otros países miembros la democracia se diluye estructuralmente y prevalecen autoritarismos muy nocivos para sus ciudadanos en Guatemala, Haití y El Salvador. Insertan en el mapa ideal de la OEA

Islotes que repugnan el clima y la esencia de la democracia. Y de los derechos humanos de sus ciudadanos.

Sede cautiva

Tal vez aparezca como exagerado este subtítulo. ¿Qué llevó –vale la pregunta- a los países fundadores de la OEA a instalar su desde casi en los jardines de la White House? ¿Una beneficiosa cercanía con el país mandamás? “¡Sea América para la Humanidad!” se animó con legítima oposición a la doctrina Monroe, Roque Sáenz Peña en 1889, quien sería presidente de Argentina dos décadas mas tarde.

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