AUTORIDAD. La docente dirigió a las escuelas experimentales tucumanas
La educación y la salud pública de Tucumán despiden por estas horas a una de sus referentes más comprometidas. Ana María Juárez de Cruz Prats, conocida con afecto como “Bebi”, falleció en las últimas horas y dejó detrás una obra profunda, sostenida y transformadora, tanto en el ámbito educativo como en el sanitario.
La comunidad de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Tucumán expresó su pesar por la muerte de quien fuera docente del Departamento de Ciencias de la Educación, acompañando a su familia y seres queridos en este momento de dolor.
Juárez de Cruz Prats fue directora del Consejo de Escuelas Experimentales de la UNT. “Toda la investigación y la experiencia pedagógica que se cosecha en las escuelas experimentales de la UNT sirven de modelo para todo el sistema educativo”, supo señalar en 2014. Y lo hacía con ejemplos concretos, por ejemplo: la Escuela Sarmiento fue pionera en implementar el magisterio postsecundario en Tucumán, experiencia que luego se replicó en los institutos terciarios; también fue la primera en integrar jardín de infantes con el primer ciclo y en acortar la primaria a seis años, decisiones que luego fueron adoptadas por la provincia.
“Las escuelas experimentales fueron piloto en todo sentido”, afirmaba. También lo fueron en su vínculo con la industria, la tecnología, la ciencia y las humanidades.
Para Juárez de Cruz Prats, estas instituciones eran verdaderos semilleros de docentes universitarios y espacios donde se transmitían valores que dejaban marcas duraderas. La docente solía recordar, como ejemplo de esa ética comunitaria, el gesto de una exalumna que donó un riñón a una compañera de estudios. “Esos son valores que se transmiten en las escuelas experimentales”, decía.
Su gran sueño inconcluso fue la creación de un campus común que pudiera ser compartido por estudiantes de todas las escuelas experimentales, como expresión material de ese espíritu colectivo que defendió toda su vida.
Transformar el dolor
El otro legado de Ana María Juárez de Cruz Prats está ligado a la salud pública. Fue presidenta y fundadora de la Fundación Fedeh, una institución clave en el abordaje de las enfermedades hematooncológicas en Tucumán.
La fundación nació a partir del pedido de su hijo, quien señaló la necesidad urgente de que la provincia contara con un centro de referencia en hemato-oncología, especialmente para el tratamiento de leucemias. A partir de ese dolor personal, la mujer impulsó una obra colectiva que hoy articula con el Siprosa, el Banco de Sangre de la Provincia y hospitales públicos.
Actualmente, Fedeh funciona desde el tercer piso del hospital Kirchner, donde equipos interdisciplinarios acompañan la atención, la internación y la capacitación profesional. En paralelo, la fundación avanza en la construcción de un hospital de día y consultorios propios en Yerba Buena, sobre avenida Perón, un proyecto pensado “para todos los tucumanos”, como ella misma subrayó.
Así el nombre de Juárez de Cruz Prats quedará ligado a la innovación pedagógica, al compromiso con la universidad pública y a una fundación que convirtió el dolor en acción concreta y solidaria.
























