28 Abril 2006
Seguramente, en el balance que efectuarán los legisladores después de interpelar por primera vez a un ministro será positivo. Los opositores dirán que quedaron al desnudo graves falencias en un área crítica del Gobierno y los oficialistas se jactarán de haber tenido un gesto de grandeza y de madurez institucional. En la Casa de Gobierno tomarán como una victoria el haber permitido la asistencia de un funcionario al recinto y de haber sorteado un interrogatorio con apenas un par de magullones. Pero las víctimas de la inseguridad podrían sentirse desilusionados. Los funcionarios reconocieron irregularidades; hasta las mencionaron los justicialistas. Sin embargo, en su escala de valoración eso no pareció ser más importante que evitar la fractura de un bloque político. Al final, el padre y los familiares de una joven muerta se quedaron con el mismo sentimiento que los embarga desde hace dos meses: nada ha cambiado.
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