09 Noviembre 2011
Robert Fischer vino a Tucumán a instancias de Miguel Ángel Quinteros, destacado y emprendedor ajedrecista de Buenos Aires, que era su amigo personal. La gira para jugar simultáneas comprendió varias provincias argentinas. Empezaron en nuestra provincia y terminaron en Bariloche. "Me hice amigo de él a principios de los '70. Nunca me voy a olvidar la primera vez que nos vimos: juntaron a todos los participantes de un torneo en un salón, y el director nos fue presentando uno por uno. Todos le hacían grandes reverencias. Yo era el más joven, 20 años, y no tenía ninguna razón por la que Fischer pudiera fijarse en mí. Él iba pasando y le daba la mano a cada jugador. Cuando llegó hasta mi lugar, me estiró el brazo y me dijo unas palabras en un español dificultoso: '¿Cómo le va, qué dice?' Primero me quedé pasmado, pero enseguida le respondí con una invitación: 'Yo te voy a llevar a comer el mejor bife de la ciudad'. Él me miró con una sonrisa: 'Está bien, pero ahora. Vamos ahora mismo'. Desde entonces tuvimos una relación excelente" contó Quinteros hace un tiempo en un reportaje concedido a la cadena televisiva ESPN.
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