Bajó la edad de las mujeres que congelan óvulos

La vitrificación -la posibilidad de congelar óvulos y gametos- aparece entre la opciones de las parejas jóvenes (o de los solteros) para no perder la posibilidad de ser padres. Esta decisión puede tomarse por cuestiones médicas o, simplemente, por una cuestión de planificación familiar.

En Buenos Aires, las principales clínicas que ofrecen el servicio han detectado que cada vez son mujeres más jóvenes las que consultan por la posibilidad de congelar sus óvulos.

Si antes la edad promedio eran los 36 años, ahora es a partir de los 30. En su mayoría son mujeres trabajadoras que quieren esperar para ser madres, pero saben que luego la edad puede ser un impedimento. También están las que deben someterse a la extirpación de los ovarios o sufren algún tipo de cáncer.

En Tucumán, las motivaciones que llevan a interesarse por el tema son diferentes. "Por lo general, la mayoría de las vitrificaciones se hacen a pacientes oncológicos que vienen por recomendación del médico, tanto varones como mujeres", explicó Diego López Osa, de la clínica Fertilia.

Sucede es que la quimioterapia y la radioterapia matan las células y pueden impedir un posterior embarazo. "Hoy las posibilidades de curarse de un cáncer son mayores, entonces una chica de 18 años puede congelar sus óvulos para cuando quiera ser madre y haya superado la enfermedad", agregó.

Todavía no existe la consulta de este servicio que venga motivado por las ganas de postergar la maternidad.

Muchas veces -explica el especialista- cuando llegan a la consulta ya es tarde y lo hacen porque no pueden lograr un embarazo. "Los ginecólogos no ofrecen este servicio en el consultorio y hay falta de información", indicó.

Según López Osa, al ser una enfermedad la infertilidad debería estar incorporada en el Programa Médico Obligatorio (PMO). "No se puede discriminar y tratar algunas enfermedades sí y otras no", añadió. De todas maneras, remarcó que cada caso es particular y que hay que manejarlo con cuidado. El médico citó a una mujer estadounidense a la que se le implantaron ocho óvulos y todos prendieron, por lo que tuvo un embarazo de octillizos. "Eso es una mala praxis -enfatizó-. Lo ideal es sólo colocar dos o tres".