Sobrevivientes de su propio ejército: Malvinas en el cine

03 Abril 2012

Por Exequiel Svetliza - Especial para LA GACETA

En la producción cinematográfica argentina sobre Malvinas la realidad parece imponerse a la ficción. Las películas más difundidas sobre la guerra están basadas en testimonios de ex combatientes y repiten una imagen estereotipada de los protagonistas del conflicto: jóvenes arrojados a los campos de batalla con escasa instrucción militar que deben soportar el hambre, el frío y las torturas de sus oficiales.

Contrario a lo que sería de esperar de cualquier filme bélico, en el cine nacional los héroes son los que sobreviven a su propio ejército. La saga de filmes sobre Malvinas se inicia a poco de restablecerse la democracia con el estreno en 1984 de "Los chicos de la guerra" del director Bebe Kamin. La película es una adaptación libre del conjunto de relatos de ex combatientes reunidos por Daniel Kon en el libro homónimo. La trama narra la historia de tres jóvenes pertenecientes a distintos estratos sociales cuyas vidas se entrelazan por la experiencia colectiva de la guerra.

Más de 20 años después, Tristán Bauer estrenó la que es, sin dudas, la película más popular sobre Malvinas: "Iluminados por el fuego" (2005). El film que obtuvo un premio Goya en España se basó en las memorias del ex combatiente y periodista Edgardo Esteban. Contextualizada en los años que siguieron a la crisis de 2001, la película relata la historia de un conscripto que, a partir del suicidio de un compañero, vuelve a las islas para rememorar lo sucedido en 1982.

Alejada de las ficciones testimoniales, pero no de los lugares comunes, se estrenó en 1999 "El visitante" (dirigida por Javier Olivera y con guión del filósofo José Pablo Feinmann). La película, que tuvo escasa repercusión en el público y la crítica, cuenta la historia de un soldado que ha perdido un brazo en la guerra y vive recluido en una pensión. La monotonía de su vida se transforma por la visita del fantasma de un compañero que murió combatiendo en las islas junto a él. En este caso, se representa al ex combatiente desde la locura; otra de las imágenes estereotipadas que surgieron en la postguerra.

La película "Fuckland" (2000) dirigida por José Luis Márquez, es una excepción en la cinematografía de Malvinas, ya que deja de lado la guerra y a sus protagonistas para plantear un argumento absurdo: un argentino viaja a las islas con el objetivo de embarazar a una kelper y de esta manera iniciar una ocupación argentina del territorio (sin dudas, una parodia de las "políticas de seducción" a los kelpers que desarrolló el canciller Guido Di Tella en la década del 90). El filme, rodado clandestinamente en el archipiélago, produjo el rechazo generalizado del público argentino.

A la lista se agregan las películas "La deuda interna" (1988) de Miguel Pereira; "Desobediencia debida" (2008) de Victoria Reale; "Locos de la bandera" (2005) de Julio Cardozo; "No tan nuestras" (2005) de Ramiro Longo y "Huellas en el viento" (2008) de Sandra Di Luca; entre otras producciones, la mayoría de ellas basadas en testimonios de combatientes. Lo que en el relato de la experiencia de la guerra posee un carácter excepcional, en la ficción cinematográfica muy pocas veces consigue escapar del estereotipo.

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