07 Abril 2012
Blancanieves y los enanitos, otra vez
Blancanieves trata de terminar con el reinado de su malvada madrastra y de devolver a los súbditos el bienestar del que disfrutaban años atrás. En esta empresa, será ayudada por los enanos que viven en el bosque, y por un apuesto príncipe llegado desde tierras lejanas.
Hay una presentación deliciosa del cuento de Blancanieves, con dibujos y animaciones de muy buen gusto, en la que se puede percibir el intento por parte de los guionistas de "refrescar" el archiconocido relato con elementos desacartonados, en sintonía con los tiempos que corren. No hay, sin embargo, anacronismos ni referencias a la actualidad; es decir que los elementos del cuento están presentes a lo largo del filme. La aparición de los personajes representados por actores es deslumbrante, sobre todo porque la ambientación y el vestuario resultan sumamente vistosos y creativos. Los problemas surgen porque no hay elementos demasiado originales en este intento de revitalizar el centenario relato. Julia Roberts encarna a la madrastra celosa de la belleza de Blancanieves, en una nueva etapa de la carrera de la actriz que quedó en el recuerdo de muchos como la "mujer bonita" y que consolidó sus dotes actorales en "Erin Brockovich". Aunque su tarea es correcta, no va a marcar un hito en la trayectoria de la actriz. Lily Collins (simpática, agradable) luce cómoda como Blancanieves, aunque tampoco aporta nada nuevo a lo ya visto sobre el tema. Y están, por supuesto, los siete enanos, aunque no son esforzados mineros sino simpáticos salteadores de caminos. Y el príncipe, apuesto y generoso, también hará lo que de él se espera ayudando a la heroína a recuperar el trono y adueñándose de su corazón.
O sea que están todos los elementos del cuento, remozados o respetados a rajatabla. El envase es atrayente, el ritmo de la narración se sostiene y la resolución visual es destacable. Lo que no se entiende es por qué se decidió volver a contar una historia ya tantas veces contada.
O sea que están todos los elementos del cuento, remozados o respetados a rajatabla. El envase es atrayente, el ritmo de la narración se sostiene y la resolución visual es destacable. Lo que no se entiende es por qué se decidió volver a contar una historia ya tantas veces contada.