Por Carlos Páez de la Torre H
03 Octubre 2012
CARLOS DE ALVEAR. Estatua ecuestre del vicepresidente, en 1812, de la Sociedad Patriótica Literaria. LA GACETA / ARCHIVO
A los pocos días de conocida en Buenos Aires la noticia del triunfo de Tucumán de 1812, se reunió la Sociedad Patriótica Literaria, en la noche del 6 de octubre. En ese momento la presidía el doctor Francisco Planes y el vice era el coronel Carlos de Alvear.
Según la crónica del periódico "El Grito del Sud", el presidente pronunció un discurso. "Ciudadanos: se afianzó para siempre nuestra libertad; el ejército grande del Atila americano ha sido destrozado completamente por el pequeño ejército de la Patria; los invencibles tucumanos, los bravos santiagueños y los esforzados jujeños, bajo las órdenes del impertérrito general Belgrano, acaban de hacer ver a los tiranos que las pasadas desgracias sólo han servido para aumentar su coraje y el amor a la libertad", expresó.
Afirmó que "nuestra gratitud no debe tener límites para con nuestros hermanos, que con sus vidas acaban de afianzar las nuestras", y consideraba necesario que "se haga una suscripción para honrar la memoria de los libertadores de la patria".
Según la crónica del periódico, "los ciudadanos aprobaron el dictamen", y algunos decían: "¿qué podremos hacer que sea digno de los vencedores de Tucumán? Nuestros esfuerzos serán muy inferiores a su mérito". Otros opinaron "que la Sociedad oficiase al Sr. Belgrano, dándole las gracias por haber, con su valor, salvado la Patria del riesgo que la amenazaba". Este criterio fue aprobado, y "se encargó al presidente de la Sociedad para que oficiase a dicho señor general en los términos acordados". Además, se nombró secretario al tucumano Bernardo de Monteagudo.
Según la crónica del periódico "El Grito del Sud", el presidente pronunció un discurso. "Ciudadanos: se afianzó para siempre nuestra libertad; el ejército grande del Atila americano ha sido destrozado completamente por el pequeño ejército de la Patria; los invencibles tucumanos, los bravos santiagueños y los esforzados jujeños, bajo las órdenes del impertérrito general Belgrano, acaban de hacer ver a los tiranos que las pasadas desgracias sólo han servido para aumentar su coraje y el amor a la libertad", expresó.
Afirmó que "nuestra gratitud no debe tener límites para con nuestros hermanos, que con sus vidas acaban de afianzar las nuestras", y consideraba necesario que "se haga una suscripción para honrar la memoria de los libertadores de la patria".
Según la crónica del periódico, "los ciudadanos aprobaron el dictamen", y algunos decían: "¿qué podremos hacer que sea digno de los vencedores de Tucumán? Nuestros esfuerzos serán muy inferiores a su mérito". Otros opinaron "que la Sociedad oficiase al Sr. Belgrano, dándole las gracias por haber, con su valor, salvado la Patria del riesgo que la amenazaba". Este criterio fue aprobado, y "se encargó al presidente de la Sociedad para que oficiase a dicho señor general en los términos acordados". Además, se nombró secretario al tucumano Bernardo de Monteagudo.
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