Primero se cortó la luz a causa del viento huracanado que sacudía todo: los cables, los improvisados techos de cartón, chapa o plástico, y las paredes de machimbre. A la medianoche comenzaron a volar gran parte de las casillas del barrio Néstor Kirchner, ubicado entre avenida Colón y el canal Sur. Allí viven cerca de 900 familias, asentadas en esas tierras hace ocho meses. Ellos cuentan con servicios y las calles están delineadas, pero casi todas las edificaciones son muy precarias.
La tormenta de ayer a la madrugada fue una pesadilla en el barrio. En la oscuridad, el llanto de los niños y los golpes espontáneos del viento profundizaron la angustia de los vecinos. A partir de la 1 el agua comenzó a entrar en los hogares; como un río bravo se llevó de a poco las escasas pertenencias. Pero los papás solo se preocupaban por resguardar a sus hijos, lo demás no importaba.
Cerca de las 3 comenzaron a subir a los camiones de Defensa Civil de la Provincia. A su alrededor volaban las chapas, se escuchaban los gritos de los vecinos asustados -todos tenían miedo-, y el agua ya les llegaba hasta la cintura. La evacuación de 50 personas -se fueron en tres camiones- terminó a las 7. Otros decidieron quedarse en sus casas, por miedo a los robos que suelen sufrir durante las noches.
"Teníamos poco... mucho menos ahora". Ese mismo lamento repercutió por todas las callecitas de barro. Cuando salió el sol, los hombres comenzaron a ayudarse mutuamente para volver a erigir las casillas. Algunos iniciaron los trabajos desde cero, pero otros tuvieron un poco de suerte: solo enderezaron las chapas y las clavaron o ataron en los techos. La mayoría de ellos trabaja como jornalero en obras de construcción.
Un anuncio
Carolina Guevara tembló al escuchar las primeras gotas. La joven mamá de Brisa (un mes y medio) sabía que lo único que podía hacer era abrazar a su bebé y esperar hasta que pasara lo peor junto a su marido, Jesús Pérez. "Nos quedamos dentro de la casa hasta las 3, cuando llegaron a ayudarnos. Teníamos miedo", relató Carolina a LA GACETA. Ellos comparten la casilla con familiares de Guevara.
Iván Céliz, que no fue evacuado porque prefería no abandonar su hogar, comentó que el barrio se inunda fácilmente porque está ubicado sobre una suerte de pozo entre el canal Sur y la avenida Democracia. "Todo lo que pasó fue como un anuncio de lo que será el verano. Necesitamos ayuda urgente, de cualquier tipo, porque no tenemos adónde ir", demandó angustiado.
Mientras Rosa Alejandra Cajal intentaba arreglar las maderas mojadas que le servían como ventana, relató que nadie se acercó a darle una mano. "Los trabajadores sociales o los de Defensa Civil se fueron a otra parte del barrio. A mí no me preguntaron si necesitaba cuidarme de la lluvia; tuve que quedarme parada a un costadito con mi bebé en brazos hasta que se fue el agua", contó ofuscada.