Por Carlos Páez de la Torre H
10 Noviembre 2012
JUAN JOSÉ PASO. Era gran amigo del doctor José Julián Pérez, quien lo sustituyó en el Segundo Triunvirato. LA GACETA / ARCHIVO
En 1978, en su prólogo a la reedición de "San Martín y Tucumán", Ramón Leoni Pinto se refiere al caso del doctor José Julián Pérez. Era un distinguido jurisconsulto altoperuano, que fue diputado por Tarija a la Junta Grande, mediador en la guerra contra los realistas de Montevideo, e integrante -en reemplazo de su gran amigo Juan José Paso- del Segundo Triunvirato.
Pérez estaba en Tucumán en 1814, cuando lo acometió el trastorno mental del que ya no se curaría, y que un documento denomina "un inhumano frenesí".
Antonio Álvarez Jonte y José Francisco Ugarteche, integrantes de la "Comisión Directiva del Interior", enviada a Tucumán por el poder central, se hallaban en esta ciudad cuando cayó enfermo Pérez. Se dispuso que el alcalde de barrio cuidara del doctor Pérez, mientras Jonte y Ugarteche solicitaron que se descontase, de sus haberes, el dinero necesario para su atención.
Lo hacían, expresaban, "por conocer la falta de fondos del Estado" y por considerar como su deber "conciliar las urgencias generales con el cuidado a los patriotas, procurando su alivio sin agravar los fondos públicos". Afirmaban que "la humanidad afligida y la patria reconocida reclaman irresistiblemente la especial asistencia del Gobierno, a favor de un ciudadano benemérito, oprimido por una desgracia inevitable".
Pero el doctor Pérez viviría todavía muchos años. Fue llevado a Buenos Aires, y el "inhumano frenesí" determinó que se lo asilara en el Hospital General de Hombres. Falleció el 25 de agosto de 1840.
Pérez estaba en Tucumán en 1814, cuando lo acometió el trastorno mental del que ya no se curaría, y que un documento denomina "un inhumano frenesí".
Antonio Álvarez Jonte y José Francisco Ugarteche, integrantes de la "Comisión Directiva del Interior", enviada a Tucumán por el poder central, se hallaban en esta ciudad cuando cayó enfermo Pérez. Se dispuso que el alcalde de barrio cuidara del doctor Pérez, mientras Jonte y Ugarteche solicitaron que se descontase, de sus haberes, el dinero necesario para su atención.
Lo hacían, expresaban, "por conocer la falta de fondos del Estado" y por considerar como su deber "conciliar las urgencias generales con el cuidado a los patriotas, procurando su alivio sin agravar los fondos públicos". Afirmaban que "la humanidad afligida y la patria reconocida reclaman irresistiblemente la especial asistencia del Gobierno, a favor de un ciudadano benemérito, oprimido por una desgracia inevitable".
Pero el doctor Pérez viviría todavía muchos años. Fue llevado a Buenos Aires, y el "inhumano frenesí" determinó que se lo asilara en el Hospital General de Hombres. Falleció el 25 de agosto de 1840.
Lo más popular























